«La propagación del contagio comenzó con tres detenidos que presentaban síntomas de covid-19: tenían dolor de cabeza, de garganta y fiebre, entonces fueron separados e hisopados y dieron positivo; parte del personal también se infectó y luego por el contacto estrecho de los alojados, se hicieron testeos la semana pasada y el lunes tuvimos el resultado de que 12 presos más tienen coronavirus, en total son 15», contaron las fuentes policiales.

Tras estos nuevos casos, los voceros informaron que se está haciendo el seguimiento sanitario a todos los afectados, para detectar quienes deben ser trasladados a algún centro de salud. Interviene en el proceso el SAME, el Juzgado de Garantías de Turno y los jueces correspondientes a cada causa de los detenidos. Además, entre el martes y miércoles se procedió a la correspondiente desinfección de las instalaciones tanto interna, como externa con la colaboración de agentes sanitarios de la Municipalidad de Berazategui.

En este contexto, las autoridades de la comisaría no descartaron que existan más casos, ya que hay oficiales haciéndose hisopados y cumpliendo aislamiento en sus casas. Asimismo, confirmaron que “hasta el momento no se piensa cerrar la dependencia, está funcionando una guardia y con acceso limitado al público. Aquellos vecinos que quieran denunciar deberán hacerlo al 911″ y detallaron que, para las tareas habituales, cuentan con el apoyo de la Secretaría de Seguridad y la colaboración de los demás departamentos de Berazategui.

En cuanto a los policías infectados, el personal informó que hasta el momento son cuatro. «Fueron atendidos en la clínica de Ranelagh y otros cumplieron el reposo en sus casas. Dos ya obtuvieron el alta y los otros dos tenemos el dato de que están evolucionando favorablemente».

Asimismo, en las vísperas de los resultados de los hisopados, la preocupación del brote en la comisaría se venía hablando semanas atrás y todo estalló cuando un grupo reducido de presos divulgó un audio de whatsapp diciendo que tres «comañeros»  habían contraído la enfermedad.

La cronología de los hechos fue caótica, la información de la circulación del virus en los calabozos incentivó a los familiares de los detenidos a manifestarse frente a la comisaría pidiendo por su salud; luego fueron calmados por las autoridades policiales que explicaron las medidas sanitarias que se estaba aplicando.

Asimismo, el viernes al mediodía el conflicto fue provocado por los propios presos que organizaron una violenta revuelta supuestamente “al haber sido impedidos de recibir visitas por orden del protocolo de salud», según señalaron oficiales de la comisaría.  Todo comenzó con un enfrentamiento interno, el personal policial se sintió desbordado y solicitó el apoyo del Grupo GAD, del GTO y la comisaría 4ta de Hudson.  Al ingresar al lugar, los oficiales fueron agredidos con varios objetos y con agua caliente.

Luego de un breve enfrentamiento con los detenidos, los oficiales los acorralaron en un patio interno y pudieron controlar la situación desarticulando el motín.

Como resultado de la rebelión uno de los detenidos, de 27 años, sufrió golpes en la zona intercostal (sin revestir mayor gravedad), aparentemente propinados por otro recluso de 19 años, acusado de homicidio.  Este hecho está siendo investigado por el fiscal Carlos Riera, quien caratuló la causa como «Averiguación de ilícito».

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