Comenzó esta semana la transición bonaerense, con la primera reunión técnica entre el jefe de gabinete de María Eugenia Vidal, Federico Salvai y Carlos Bianco, un hombre de confianza de Axel Kicillof que suena para ocupar un lugar relevante en el futuro equipo del gobernador electo.
Del encuentro, que tuvo lugar en la Ciudad de Buenos Aires, participó Gustavo Ferrari, actual ministro de Justicia provincial. No hubo foto. Para Bianco se trató de una reunión ejecutiva y productiva. Quieren un diagnóstico fino. Y planean reuniones presenciales área por área. Vidal estaba en la oficina de al lado, donde por estos días se reúne con cada uno de sus ministros a solas, con miras a su futuro político.
Si algo caracterizó a su gestión fue el trabajo técnico, la planificación y la exigencia para con cada uno de los responsables de las distintas carteras y organismos. Un seguimiento exhaustivo y ordenado de la gestión, con metas, indicadores e iniciativas, algo nunca visto en la administración bonaerense. Una versión vidalista del modelo aplicado por el PRO en la Ciudad de Buenos Aires, que la Gobernadora fue adaptando en estos cuatro años a la diversidad territorial y a la complejidad productiva de la Provincia.
Bianco le avisó a Salvai que les enviarán pedidos específicos de información de algunas áreas. Coincidieron en juntar a los equipos técnicos a partir de la semana próxima. Damián Bonari, ministro de Economía provincial, y Emmanuel Ferrario, a cargo del control de la gestión, por el lado de Vidal. Bianco, Agustina Vila, Augusto Costa y Federico Thea, del Frente de Todos.
Lo que preocupa a Kicillof es la deuda flotante operativa en torno a los 50 mil millones de pesos que Salvai le confirmó a Bianco que tendrá la Provincia a fin de año. Nada nuevo.
La deuda reconocida como “pago a proveedores” puede ir desde “40 mil hasta 80 mil” millones de pesos. Pero en 2015 la gestión Scioli dejó mucho más. Y nada para pagar sueldos ni aguinaldos. Kicillof juega fuerte y tiene pensado plantear a Vidal que le solicite un aporte extraordinario a Mauricio Macri para cubrir esa deuda. Como ejemplo, el Instituto Médico Asistencial (IOMA) le debe sólo a los farmacéuticos unos 400 millones de pesos.
La ampliación del Fondo del Conurbano, cuya “exigencia” de Vidal a la Nación fue sólo para la tribuna, será una pelea que deberá dar, seguramente el próximo Gobernador.
De la agenda de transición forman parte temas urgentes como el Operativo Sol, que depende de la Policía Bonaerense. Y el Presupuesto 2020, que ya tiene un proyecto en borrador redactado por el actual gobierno, que deberá enviar a la Legislatura para su aprobación. Bianco y Salvai quedaron en analizarlo.
Otro de los temas que seguramente revisará la nueva gestión es el traspaso del servicio de distribución de la energía eléctrica a la Ciudad y la Provincia. La transferencia de Edenor y Edesur le costó a la Provincia 11 mil millones de pesos en concepto de tarifa social. Resta todavía el decreto de nombramiento de los tres directores que le corresponden a la Provincia en el Ente Metropolitano Regulador del Servicio Eléctrico (EMSE), creado en el marco del traspaso.
Hasta ahora las señales de ambos lados son de convivencia democrática y colaboración mutua. Pero flota en el aire una puja para determinar de cara a la opinión pública cuál de los dos recibió una Provincia peor. Kicillof habló durante la campaña de “tierra arrasada”. Para responder críticas, desde el vidalismo apelan a distintas fotos de 2015, cuando la administración Scioli entregó una Provincia sin fondos para pagar salarios, “con 30 colchones en el Ministerio de Desarrollo Social”, una policía cuestionada y “sin chalecos antibalas”, y escuelas y hospitales con infraestructura obsoleta.
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