Carmela La Bionda, la madre de Nicolás Carrizo, el ciclista de 24 años que fue atropellado en 2020 y agonizó seis días, sigue pidiendo justicia. En éstos últimos días, cansada de reclamar, amenazó con encadenarse en la puerta de la Fiscalía que lleva el caso hasta esperar «tener novedades». Según relata «la causa no avanza, no tenemos ninguna respuesta». Al tiempo que admitió que no se los recibe «personalmente» aduciendo que «por la pandemia solo se pueden comunicar vía mail», y protestó que «siempre tardan muchísimo en contestar, incluso a los abogados». La doctora Karina Santolín es la fiscal que tiene el caso y sobre ella recaen todas las dudas sobre su proceder.
«Demasiado esfuerzo hago con levantarme en las mañanas y no encontrarlo en su cuarto, demasiado esfuerzo hago en sentarme en la mesa y ver su silla vacía demasiado esfuerzo hago para seguir bancándome esta justcia lenta e impune, demasiado esfuerzo hago en seguir en esta vida tan injusta que nos toco vivir…», indicó la madre de Nicolás que dice seguir adelante «solo para pedir justicia por su hijo y por su nieta».
«Si la investigación no avanza me voy a encadenar en la fiscalía hasta que me reciban», advirtió Carmela cansada de ser ignorada. «Quiero ser escuchada para que la causa no quede encajonada. No puede ser que el asesino circule libremente. Se que nada nos devolverá a nuestro hijo, pero quien le arrebató la vida debe hacerse responsable de sus actos».
La Bionda, junto con Vivian Perrone de «Madres del Dolor», busca crear una asociación civil con el nombre de su hijo con la que se pueda educar en vialidad y se den cursos de Reanimación Cardio Pulmonar, una manera de canalizar su inmenso dolor.
«El culpable de la tragedia esta libre y nosotros destrozados, incluso sigue manejando, y hasta se va de vacaciones, cuando circulaba al doble de la velocidad permitida». Según las pruebas realizadas en el lugar del siniestro la camioneta circulaba a 72 kilómetros por hora cuando lo permitido en la zona es 40. Es más, luego de atropellar a Nicolás siguió circulando y chocó a una Renault Duster que estaba estacionada sobre la vereda. La bici quedó partida en dos, en el mismo lugar donde la familia, meses después, puso un letrero recordando al joven y pintó una estrella amarilla.
«Casi todos los testigos dicen que la camioneta venía a muy alta velocidad y unos pocos dicen que mi hijo pasó en rojo- explicó Carmela- por eso esperamos el resultado de las cámaras de seguridad, que ya están en la causa, pero a las que nosotros no tuvimos acceso». Luego indicó que «por muchas cuestiones», tuvieron que poner peritos de parte, «porque realmente no confiamos en el fiscal».
Nicolás practicaba ciclismo desde hacía 9 años, emulando a su padre con quien pedaleaba aquel trágico 26 de octubre, cerca de las 15 por avenida Vergara, cuando en el cruce con Antártida Argentina, en Ranelagh, una camioneta Peugeot Partner conducida por Sergio Paul Inga Douglas de 30 años, lo atropelló y lo hirió de gravedad. Tenía fractura expuesta de fémur y politraumatismos en la cabeza que le provocaron coágulos y lo llevaron a la muerte.
Nico dejo una hija de tres años, Narella. Un tiempo antes de fallecer participó de una carrera organizada por Lanús Cicles Club y salió primero en su categoría. Había estudiado peluquería pero finalmente puso una bicicletería, su verdadera pasión. Su padre, Pachi Carrizo tampoco se recupera de lo sucedido y tardó muchísimo tiempo antes de volver a subirse a una bicicleta.
El conductor del vehiculo, que iba acompañado por su hermano, quedó demorado pero luego fue liberado, en tanto Nicolás fue trasladado al hospital Evita Pueblo y luego al Cruce dónde, como consecuencia de las graves heridas, terminó falleciendo el 1° de noviembre.
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