Son varias las denuncias de pacientes que admiten que no solo debieron absorber los aumentos mensuales de las coberturas médicas o hacer los aportes correspondientes a la obra social, sino que también ahora -y más nunca- les piden “colaborar” con un copago, esto es así en consultorios médicos, clínicas y también prácticas. Los mismos son diferentes en cada lugar, desde los 2.000 a los 8.000 pesos según el lugar. Y esto sucede en casi todo el país, no solo en el conurbano bonaerense.
Tengamos en cuenta que en los últimos meses el rubro Salud, que incluye medicamentos, coberturas de medicina prepaga y diagnósticos, se encareció 90,4%.
Algunos profesionales señalaron que decidieron implementar coseguros por la demora en los pagos de las prepagas y las obras sociales que en su mayoría pagan a 90 días en medio de una inflación galopante que sube semana tras semana. Y hay más, en agosto la devaluación del peso hizo que los insumos médicos que compran las clínicas aumentaran hasta un 50%, e incluso algunos ya no se consiguen al punto tal que se deben reprogramar cirugías y estudios especiales.
Mientras tanto, sigue la polémica respecto del congelamiento que decretó el Gobierno nacional para quienes tengan ingresos brutos menores a los $2 millones, ya que mientras comienzan las inscripciones, las prepagas empezaron a informar que, una vez terminados los 90 días de la medida temporal, van a tener que abonar el acumulado según el índice de costos que regula los aumentos.
Según muchos profesionales, la medida oficial no hará otra cosa que seguir haciendo mella sobre el servicio que las prepagas ofrecen. Por eso, mientras todo esto ocurre, hay cada vez más lugares que se animan a los “copagos”, algo que ya era habitual en algunas obras sociales.
Los copagos están regulados por la Superintendencia de Servicios de Salud, pero solo para las prepagas y hay topes que se pueden cobrar y definiciones respecto de qué prácticas pueden implementarlos y cuáles no. Y si el monto se excede, la Superintendencia insta a los pacientes a guardar el comprobante y luego hacer una denuncia telefónica o virtual.
Días atrás un representante de medicina privada, reconoció que un médico recibía por consulta el equivalente a medio tanque de nafta, alrededor de $6000 a precio de hoy. Sin embargo, en este momento, por cada atención recibe alrededor de $3000 y a veces menos, por lo que los médicos se sienten cada vez más pobres.
Todos los involucrados en la atención medica advierten sobre un largo camino de pérdida de poder adquisitivo de los salarios y una “sobrecarga mental profesional durante los picos más fuertes del COVID-19”,
“En la actualidad, estamos siendo testigos y víctimas de cómo el sistema de salud ya se está rompiendo porque para muchos es solo un negocio”. Y detallaron que si un médico trabaja 40 horas semanales en su consultorio por obra social o prepaga, puede facturar en promedio unos $250.000 por mes sin feriados y sin ausentes.
“Pero no los cobra a fin del mes trabajado como un asalariado, sino mínimo un mes y medio después de vencido el mes trabajado, dependiendo de los ‘trámites administrativos’ del financiador”, apuntaron.
“Encima trabaja sin derecho a una indemnización por despido ni a cobrar seguro por desempleo. Y si ejerce la profesión en el ámbito de la provincia de Buenos Aires, debe abonar, además, obligatoriamente todos los meses para poder ejercer, la matrícula profesional del Colegio de Médicos, unos $10.000 aproximadamente, y aportar a la Caja de Previsión y Seguro Médico, unos $38.000). A todo esto, se suma el costo de un alquiler para consultorio que puede rondar los $50.000 por cada módulo de 8 horas diarias”, añadieron.
Por lo expuesto, muchos sienten que esta medida es «Ilegal» o al menos «injusta “por eso las cámaras de salud se suman a las prepagas contra el copago que muchas clínicas y médicos están resueltos a cobrar.
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