El paro de 24 horas convocado por la Unión Tranviarios Automotor (UTA) este lunes 6 de mayo tuvo una amplia adhesión en el Conurbano bonaerense y generó importantes complicaciones para los pasajeros de Berazategui, una de las zonas más impactadas por la medida.
Entre las líneas que no prestaron servicio durante la jornada se encuentran varias operadas por la empresa MOQSA, de gran importancia para el traslado de vecinos hacia la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y otras localidades del sur del Gran Buenos Aires. Las más destacadas fueron la línea 159, 219, 300, 603, entre otras.
La suspensión de estas líneas dejó sin transporte a miles de pasajeros que habitualmente dependen de estos servicios para asistir a sus trabajos, turnos médicos o centros educativos. Como consecuencia, se observaron paradas vacías, demoras prolongadas y una mayor demanda de remises y vehículos de aplicaciones, especialmente con destino a CABA y partidos aledaños como Quilmes o Florencio Varela.
Mientras tanto, la línea 98, que forma parte del grupo DOTA, también se adhirió, más allá de que es uno de los sectores empresariales que no se sumó al reclamo.
El paro fue convocado tras el fracaso de las negociaciones paritarias entre el gremio y las cámaras empresarias, con el telón de fondo del recorte de subsidios por parte del Gobierno nacional. Desde el Ministerio de Transporte se calificó la medida como «extorsiva», al acusar al sindicato de exigir un aumento salarial del 40%. Sin embargo, en un duro comunicado, la UTA desmintió esa cifra y sostuvo que la medida “no es caprichosa”, sino que busca un “salario digno, en línea con la inflación”.
El secretario gremial de la UTA, Gabriel Gusso, anticipó que, de no haber un nuevo acuerdo, podrían avanzar hacia un paro por tiempo indeterminado. Por su parte, desde el Grupo DOTA (una de las pocas empresas que sí operó) informaron que muchos de sus choferes están afiliados a la Unión de Conductores de la República Argentina (URCA), un sindicato alternativo surgido tras una fractura interna de la UTA, lo que explicaría por qué sus líneas continuaron funcionando con relativa normalidad.
En Berazategui, el paro obligó a cientos de vecinos a reorganizar sus rutinas. Algunos recurrieron a remises de agencia y aplicaciones, mientras que otros directamente no pudieron asistir a trabajar o llegaron tarde a sus obligaciones.
Los barrios periféricos, como Sourigues, El Pato o Hudson, sufrieron una interrupción total del servicio, dado que muchas de las líneas suspendidas eran las únicas disponibles en esas zonas. Asimismo, en el centro local y en zonas escolares se notó una menor circulación de personas.
La medida deja en evidencia la dependencia estructural del transporte público que tienen miles de bonaerenses, y expone también las tensiones de fondo entre trabajadores, empresarios y el Estado en un contexto de ajuste económico.
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