Ángel Brodoloni, uno de los que lleva adelante la iniciativa, contó que el domingo último se repartieron 230 platos de comida. «Cocinamos un guiso de 40 kilos entre arroz y fideos. Si bien no es un barrio de los más carenciados, sí hay gente que lo necesita», explicó.

La iniciativa surgió entre varios vecinos, sin banderas políticas ni de organizaciones sociales. «Lo hacemos de manera desinteresada», explica Ángel, quien al mismo tiempo señaló que «ya se acercó mucha gente a traer donaciones, incluso ropa e indumentaria, por eso también armamos un ropero comunitario para repartir todo lo que nos llega».

Brodoloni aclara que no reciben dinero en efectivo («para evitar problemas») y que sólo se aceptan alimentos o prendas. «Estamos sorprendidos por la repercusión que tuvo. Mucha gente nos llama y nos dice que tiene cosas para acercar. Si bien nos pone contentos que la gente se sume a ayudar, obviamente que también nos duele ver todas las personas que vienen a buscar comida o ropa. Hay gente que la está pasando muy mal realmente», sostuvo.

La olla popular funciona los domingos en la Plaza 9 de julio, ubicada en calle 155 entre 9 y 10, a partir de las 12 horas. «Nosotros vamos a buscar las donaciones; a veces con una moto o, cuando nos donan alguna bolsa de papa, por ejemplo, lo hacemos en auto», explica Ángel. En ese sentido aclara que «De indumentaria lo que más necesitamos es ropa para niños, sobre todo zapatillas». En cuanto a los alimentos, reciben todo tipo de productos: fideos, arroz, tomate, bolsas de cebolla y papa, carne picada, pollo y verduras en general.

Junto a Ángel encabeza este proyecto solidario Martín, Marcela y Lorena. Ellos recuerdan que quienes concurran a la olla popular lo hagan con sus respectivos tápers, cubrebocas y bolsitas para llevarse “algo de pan y algún postre”. También se pide concurrir sin niños, a fin de mantenerlos a resguardo.

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