At bagon.is you can Buy webshells, phpmailer, Combo list
Matías Monzón busca ser el mejor estudiante del mundo | lapalabradeberazategui.com.ar

Matías Monzón es oriundo de Quilmes y fue seleccionado entre casi 7 mil nominaciones de 150 países. Estudia tres carreras: Ingeniería en Informática en la Universidad Argentina de la Empresa, y Licenciatura en Matemáticas y en Física en la Universidad de Buenos Aires.

El galardón es entregado por la Fundación Varkey en alianza con Chegg.org que se creó para resaltar los esfuerzos de los mejores estudiantes del mundo, que están transformando el planeta. Para la postulación los mismos tienen que tener más de 16 años y estar inscriptos en una institución académica o un programa de formación.

Nicolás está repleto de méritos: dos años después de comenzar en la UADE  consiguió su primer  trabajo profesional y  con esa confianza decidió encarar dos licenciaturas más. En forma paralela, junto a sus compañeros de facultad creó un startup de tecnología, «Magnetar», que hace desarrollo de software y trabaja para grandes empresas. Hoy está preparando su  tesis para recibirse de ingeniero informático.

Los estudiantes nominados son evaluados por sus logros, el impacto entre sus compañeros y la forma en que marcan la diferencia en su comunidad, cómo superan los desafíos y cómo encarnan la creatividad e innovación.

Agustín Porres, director regional de la Fundación Varkey, reconoció el esfuerzo de Nicolás. «Su lugar es inspirador para otros jóvenes. Su vida está marcada por innumerables obstáculos y a la vez por enormes docentes y una familia maravillosa, amigos, tutores y una comunidad que supo acompañarlo».

A fines de septiembre, en la Asamblea General de Las Naciones Unidas en Nueva York, se anunciará al ganador que recibirá un premio de 100 mil dólares. De ganar, Nicolás ya anunció que ayudará a su familia y le dedicará otro tanto a Magnetar. El resto lo destinaría A Jóvenes en Acción, que ayuda a chicos del secundario y universitarios. 

Una vida difícil

«Mi viejo cartoneó y mis tíos pelaban cables. Mi mamá y mi abuela hacían trueque en la plaza», cuenta al recordar su infancia en Villa La Florida, cerca del arroyo Las Piedras y Camino General Belgrano. Estudió en el Instituto Sagrada Familia y allí mismo sus docentes vieron algo diferente en él, no solo sus notas, sino también sus valores y actitudes.

Nicolás llegó a meter once materias en un cuatrimestre y sostiene que lo que más quiere es transmitir sus ganas de progresar. «A los 9 años mi abuela me regaló un libro que era para chicos más grandes y eso me facilitó el cálculo  mental».

En un principio quería estudiar diseño de videojuegos pero hoy cambió su perspectiva. «La vida es un poco como un juego, cuando comenzás tenés tres vidas y jugás tranquilo. Después te das cuenta que acá la vida es una y tenés que estar atento para aprovecharla al máximo».

Etiquetas

Hacé tu comentario

Por si acaso, tu email no se mostrará ;)