Este esquema contempla incrementos mensuales basados en una fórmula automática de ajuste vinculada a la inflación, con el objetivo de evitar el atraso tarifario y garantizar la sustentabilidad del servicio.
Durante la audiencia pública del Proceso de Revisión Quinquenal de Tarifas (RQT), realizada el jueves pasado ante el Ente Nacional Regulador de Electricidad (ENRE), ambas compañías detallaron sus requerimientos hasta 2029. Los ingresos proyectados provendrán de tarifas abonadas por los usuarios o de subsidios estatales. El nuevo cuadro tarifario será definido por el Ejecutivo y publicado el 31 de marzo, entrando en vigencia el 1° de abril. La intención del Gobierno es que el incremento en distribución y transporte no supere el 10%, con el fin de evitar un impacto inflacionario en pleno año electoral.
Por el lado de Edesur, presentaron un esquema tarifario que incluye la simplificación de escalas, la eliminación de saltos en categorías y la contratación de potencia para suministros trifásicos. En el caso de medianas y grandes demandas, se mantendrán los cargos actuales, aunque aumentará el recargo por exceso de potencia.
Este nuevo esquema tarifario estará acompañado por un plan de inversiones significativo. Edenor y Edesur planean invertir conjuntamente US$2.150 millones en los próximos cinco años para mejorar la calidad del servicio y minimizar la frecuencia y duración de los cortes de luz. Edenor prevé una inversión de US$1.275 millones entre 2025 y 2029, destinada a la expansión y modernización de su red eléctrica, mientras que Edesur destinará US$875 millones en el mismo período para mejorar la infraestructura y la distribución de energía.
La implementación de este plan busca equilibrar la necesidad de actualizar las tarifas para reflejar los costos reales del servicio y la capacidad de pago de los usuarios, garantizando así la continuidad y mejora del suministro eléctrico en el país.
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