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Kiosqueros golpeados | lapalabradeberazategui.com.ar

«La situación está muy complicada, los días del aislamiento social me fue mejor que ahora, porque la gente se focalizaba en un lugar y compraba más, en vez de comprar algo de $ 100, gastaba $ 1.000 y se llevaban productos para varios días», indicó José, dueño del Kiosco «Leila».

«Ahora la gente compra cosas puntuales y en poca cantidad, estos productos mínimos que más están llevando son: galletitas, bebidas, cigarrillos y fotocopias», señaló.

Asimismo, contó que «con las ventas que obtiene no puede cubrir los gastos del mes» y especificó: «Venimos de un 2019 muy complicado con tarifas altas, he llegado a pagar 14.000 pesos en una boleta y este año es igual. A causa de este motivo dejamos de comercializar helados, porque la venta no cubre los grandes gastos que genera la heladera».

Por otro lado, mencionó que uno de los perjuicios que tuvo su comercio es «la falta de las clases presenciales». «Los colegios generan un gran movimiento en la zona de alumnos y maestros, y al no tener a esa población la caída de venta es grande».

En este contexto de poca circulación de gente, José explicó que dejó de comercializar varios productos. «Hay mercaderías que con la falta de presencialidad en los colegios bajaron su consumo y, por lo tanto, no vendo más, por ejemplo, los chupetines con juguetes, los yogures y los sándwiches de migas»

«No tenemos ganancias, estamos subsistiendo. Tengo otra fuente laboral para poder vivir, porque si fuese por el kiosco solo no viviría», manifestó.

Por su parte, Yamila, propietaria del kiosco «Yami” expresó: «Hay que remarla porque bajó el consumo, la gente está pasando por un mal momento económico, tiene deudas y otros gastos, entonces dejaron de darse los gustos. Hay que tener en cuenta que el combo de un alfajor y una gaseosa cuesta más de 100 pesos, y no todos tienen la posibilidad de comprarlos. Además la pandemia influyó en la reducción del consumo, porque antes la gente paseaba y compraba algo para comer, y ahora con el barbijo y el miedo al virus, la gente evita comer en la calle».

Ante esta «crisis económica» que se vive tanto en este como otros rubros, los kiosqueros decidieron incrementar la venta de «productos de segundas y terceras marcas». «Antes vendíamos primeras marcas y luego nos volcamos a vender otras más baratas y ofrecerle a la gente alternativas para que puedan comprar el producto que quieran a menor costo», remarcó Yamila.

Asimismo, detalló que «tiene variedad de mercadería, pero pone a la venta en menor cantidad teniendo en cuenta la baja de consumo».

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