Energía a través de las plantas

No es una utopía. Gracias a un grupo de científicos de la zona, la idea de producir energía a través de las plantas es una posibilidad cada vez más cercana. Se trata de una propuesta pensada por investigadores que creen que es posible vivir de otra manera y utilizan sus conocimientos para concretar el cambio. Lo bueno es que avanzaron mucho durante la pandemia. Y el orgullo es inmenso, ya que hasta ahora solo una empresa española se dedicaba a generar energía con plantas. «Basicamente logramos cargar celulares o tablets con macetas, plantas y electrodos con sales naturales. Regamos las plantas con sulfato de hierro y sulfato de cobre, sales naturales que se compran en los viveros»

Comenzó así, como un proyecto de cuarentena. El grupo de profesionales forma parte del Museo C.I.C.E ExploraMente, e idearon este novedoso sistema que permite generar energía eléctrica ecológica.

Leandro Dagand, profesor de física y director del museo señaló que, si bien el proyecto avanzó a grandes pasos, «en muchos casos depende de los tiempos de la naturaleza, lo que hace que se atrasen un poco sus planes». Y apuntó: “Estamos seguros que va a durar más que una batería convencional, estamos en el proceso de determinar cuánto hay que regar la planta. Los próximos pasos ya tienen que ver con la biología. También pensamos en conectar dispositivos wifi en dispositivos que no consumen mucho voltaje y hacer una disposición de red en un barrio, por ejemplo. Vimos que hay una empresa española que tiene una maceta en la que se enchufa el celular y lo carga, pero claro que tienen el secreto bajo siete llaves. Entonces empezamos a investigar y logramos poder cargar una tablet y celular con macetas”.

Otros investigadores como el ingeniero Jorge Moyano y el estudiante de Física, Ezequiel Duarte, avanzan en el proceso para poder seguir con el próximo objetivo, que es poder encender un reflector a partir de la energía que desprenden las plantas desde sus macetas.

«Nos dimos cuenta que también se puede encender un reflector, lo que serviría para las plazas, donde lo único que habría que hacer es cuidar las plantas y no dejar la tierra seca. Estamos en el proceso de evaluar el comportamiento del sistema, le ponemos diversas resistencias y así hacemos un chequeo general que nos dice lo que se puede y lo que no se puede hacer”, destacó luego Dagand, que contó que desde que comenzaron con la investigación hasta que alcanzaron el primer prototipo «solo pasaron cuatro meses», lo que el equipo admitió como un «enorme logro».

“Se trata de placas de cobre y aluminio que se conectan, empezamos a regar las plantas con unas sales y eso generó una impresionante cantidad de electricidad. Si la maceta no tiene tierra genera menos energía, pero cuando se le agrega tierra, eleva el voltaje. También vimos que hay unas bacterias que participan de la fotosíntesis, y desprenden los electrones de una placa a la otra”, advirtió el físico y especificó que lo que lograron «puede hacer efecto sobre los materiales que se basan en “corriente continua”, por lo que, al menos por el momento, no se puede hablar de que esta tecnología serviría para encender electrodomésticos, «pero a futuro podría ser uno de sus usos».

“Este tipo de energía afecta a lo que son las baterías, por ejemplo recarga una batería o hace funcionar algo que enciende con pilas, pero que tenga un bajo voltaje, por el momento no va a servir para un auto. El próximo paso es hacer una maceta con la que podamos encender un reflector para los patios de las casas o los parques”, aseguró el profesor cuyo museo está ubicado en la sociedad de fomento «Las Manzanas», calle 161 esquina 49, Número 4870. Recordemos que este espacio es el resultado de una iniciativa privada, el trabajo y el compromiso  de un grupo de investigadores  que comenzaron a trabajar en la escuela secundaria y, no conformes con eso, continuaron con diferentes proyectos sumamente interesantes. Además, permiten que los interesados puedan conocer la ciencia más de cerca, desde una perspectiva diferente y más divertida.

«La naturaleza nos da la. No solo será un ahorro en la factura electrónica, sino que es electricidad limpia, sin contaminación, y nos enseña a cuidar nuestro planeta. Este proyecto me enseñó a cuidar más nuestra naturaleza, conocer cómo regar una planta, y la cantidad de luz y calor que necesitan. También aprendí a tener más paciencia y respetar sus tiempos, y a reconocer que no todas necesitan lo mismo o las mismas cantidades. Es un gran proyecto que nos costó mucho, sigue costando, pero que nos llenó el alma», confió Dagand.