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Difícil momento para las panaderías | lapalabradeberazategui.com.ar

«Es un desastre cómo aumentó la materia prima que utilizamos,  y esta semana ya nos dijeron que vuelve a subir. Todas las semanas tenemos aumentos. La harina, por ejemplo, tuvo un incremento del 35 por ciento en los últimos días. Muchos panaderos estuvimos aguantando los precios, pero el bolsillo no da más. Tenemos un incremento semanal de un 5 u 8 por ciento en general de todos los productos. El dulce de leche valía 800 y ahora cuesta 2600 pesos. Subió la harina, la margarina, todo…incluso el papel, las bandejas, la luz, el gas, no hay nada que no haya sufrido un incremento», indicó Julio, de la panadería Jonsha, tesorero del Centro de Panaderos de Berazategui. Como él muchos panaderos entrevistados reconocieron que no pudieron sostener los precios y que, para colmo,  en éstos últimos tiempos han «bajado drásticamente las ventas. La gente, en vez de comprar media docena o una docena de facturas, compra dos o tres unidades solo para darse un gusto. Ya casi no se venden tortas, ni masitas».

Julio respetó el precio del pan a 100 pesos pero no tuvo otra alternativa que subir las facturas a 340 pesos. «Pero no todos los pueden hacer, debo reconocerlo. Nosotros trabajamos en familia, y no tenemos cargas sociales. Pero el que las tiene no puede hacerlo, hay además impuestos, muchas obligaciones que por más que las ventas bajen debemos seguir pagando».

«Las ventas bajaron casi un 40 por ciento este año. Mucha gente dejó de comprar o compra mucho menos. Nos damos cuenta que bajó el poder adquisitivo. Hay gente a la que le bajaron el sueldo, que se quedó sin trabajo o trabaja menos horas. Es un desastre y los precios incontrolables. Es un momento muy difícil».

Otro factor importante es el aislamiento. «Dejaron de hacerse fiestas o reuniones y eso hace que sean pocos los pedidos de sandwich de miga y tortas. En ese sentido traté de no subir los precios, de ganar lo mínimo, para darle una mano al que vende el pan de miga y el fiambre. Por otro lado ya no salen tortas grandes, son todas chicas y hasta a veces las compran por porciones», destacó.

El rubro está pasando por uno de los momentos más complejos. Incluso en la parte laboral,  ya que como Julio, las maquinarias son caras pero permiten trabajar con menos personal. «Hoy un horno te permite poner las bandejas, programarlo y sacar la mercadería cuando ya está hecha, eso hace que poca gente pueda hacer todo el trabajo».

También indicó que dejó de utilizar «el papel litografiado, ya que tuvo un incremento espantoso. O sea que no solo fue la materia prima, como dije antes, sino que todo aumentó y mucho. Hay gente que no utiliza más bandejas por ejemplo, directamente pone las facturas en el folex».

Otro de las problemas es la competencia desleal. A todo lo mencionado se suman otras situaciones que atentan contra las panaderías habilitadas. «Creció mucho el mercado de las panificadoras clandestinas, esto ya lleva años. Y de los distribuidores que vienen de Florencio Varela o Quilmes con carros y bicicletas, mientras que a nosotros se nos exigen camionetas forradas con acero inoxidable. En Berazategui, además, pasa algo que no ocurre en otros lugares: venden pan en maxiquioscos, almacenes, granjas…a 60 u 80 pesos. Es pan de mala calidad que perjudica la salud. La mayor parte de esos sitios no están habilitados, no tienen controles bromatológicos, nada, funcionan en forma clandestina las 24 horas», indicó Máximo Osvaldo Fernández, presidente del Centro de Panaderos de Berazategui, muy preocupado por la situación. «Realmente es un rubro que está sufriendo. Es mucho trabajo abrir todos los días y, si a eso le sumamos la desigualdad, es triste. Somos todos trabajadores pero con diferentes obligaciones».

Respetando el protocolo, la mayor parte de las panaderías habilitadas tratan de cumplir con el horario exigido para evitar multas. Sin embargo, otra de las cuestiones es que «algunos negocios no cierran y nos ponen en una situación de desventaja. Mucha gente que llega de trabajar a las 20 nos encuentra cerrados y buscan esos lugares para comprar. No es mucha la diferencia, pero todo suma en un momento tan complejo», reflexionó Fernández, quien subrayó: «nos parece muy injusto que todos puedan vender pan, porque un almacén puede rebuscárselas vendiendo otras cosas, pero nosotros solo vendemos pan, un producto que debería estar reservado solo para las panaderías», opinó el dirigente, que ve a diario estas irregularidades.

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