«Es una decisión muy desafortunada en medio de la emergencia sanitaria, aumentar un producto básico como la harina y sabiendo que esto recae directamente en el costo del pan», expresó el referente panadero.

Y dijo: «Todas las semanas están aumentando los productos y la venta cayó un 70 %, entonces no podemos subir la mercadería en este momento de pandemia, porque la gente no tiene plata».

«Para poder beneficiar a los comercios y que la gente pueda comprar, tiene que haber un precio subsidiado por el Estado, que mantenga el valor de la materia prima a un precio accesible para todos. Porque la suba de la harina viene de la mano de la suba del dólar y nosotros, que somos una panadería de barrio, ¿qué tenemos que ver con el dólar y las exportaciones?», remarcó.

«Los panaderos estamos desprotegidos, no recibimos soluciones de parte del gobierno nacional, como tampoco recibimos ayuda de parte de la administración provincial y del municipio. El Ejecutivo piensa que porque tenemos permiso para estar abiertos tenemos ganancias y no es así, estamos haciendo un esfuerzo enorme para sobrevivir», apuntó.

En esta línea, Fernández especificó: «Bajamos la producción, la gente sólo está comprando pan, dejó de comprar facturas y masas; quizás tenemos alguna venta los fines de semana, pero está tan dura la situación que las personas no pueden darse un gusto como antes. Nosotros hacemos donaciones a un comedor para que la mercadería no se tire y hay panaderías que, al complicarse la venta, no pudieron sostenerse y cerraron».

«Nos ofrecieron créditos a tasa cero, pero hay que pagarlo como cualquier crédito y terminamos endeudados. Además, se suman las tarifas, impuestos, cargas sociales y los alquileres», explayó.

También el referente se quejó por los cortes de luz y propuso: «Tienen que bajar las boletas, estamos pagando como si fuésemos una industria y somos una panadería de barrio. Además, sufrimos varios cortes de energía eléctrica y perdimos mercadería; entonces, si el gobierno quiere ayudarnos, tiene que reducir los impuestos».

Por último, otra de las solicitudes que realizó fue «el control de la venta clandestina» y señaló: «Hay muchos comerciantes que practican la competencia desleal y están vendiendo el pan más barato sin ningún tipo de control bromatológico sobre la calidad de los productos. Es necesario que el Estado tome cartas en el asunto, porque esta actividad ilegal perjudica directamente a los negocios que están pagando todos los impuestos y que hacen un sacrificio grande para mantenerse en pie y no quebrar».

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