Un equipo de investigadores del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) ha descubierto la presencia de una variante del mosquito Aedes aegypti, conocido por ser el vector del dengue y otras enfermedades transmitidas por mosquitos, que muestra resistencia a los insecticidas utilizados comúnmente. Este hallazgo plantea un nuevo desafío para la lucha contra la propagación del dengue y las estrategias de control del mismo.
El estudio, cuyos resultados fueron publicados en la revista «Parasites & Vectors», revela que en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), así como en al menos dos localidades de las provincias de Salta y Jujuy, existen poblaciones de Aedes aegypti que desarrollaron mutaciones genéticas con resistencia a los insecticidas piretroides, los cuales son los únicos aprobados por la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) en Argentina para el control de insectos en entornos domésticos y sanitarios.
La Dra. Sheila Ons, investigadora del CONICET y autora principal del estudio, explica que estos insecticidas se consideran seguros para los seres humanos y otros mamíferos, lo que ha llevado a su uso extendido en la prevención del dengue. Sin embargo, la resistencia genética detectada en los mosquitos plantea dudas sobre la efectividad de esta estrategia.
La Dra. María Victoria Micieli, también investigadora del CONICET, señala que ante la presencia de resistencia a los insecticidas, es esencial considerar nuevas estrategias. «No siempre la fumigación es una solución, y tampoco se hace en cualquier época u hora del día. Aquí el pico de actividad de las hembras de Aedes aegypti es en febrero y marzo, y echar veneno fuera de ese período solo favorece la resistencia genética a los químicos», enfatiza la científica.
El estudio se llevó a cabo en el marco de la Red Argentina de Vigilancia de la Resistencia a los Plaguicidas de uso en Salud Pública (RAReP) y abarcó diversas áreas geográficas, incluyendo el partido de La Plata y localidades bonaerenses como Quilmes, Merlo, La Matanza, Tigre, Lomas de Zamora y Avellaneda. En estos lugares, se identificó una mutación genética conocida como el genotipo R1, que confiere una resistencia aún baja a los insecticidas.
La resistencia de los mosquitos a los insecticidas es un fenómeno que se desarrolla a lo largo del tiempo debido a la evolución. Algunos mosquitos son más sensibles a los insecticidas que otros. Cuando se aplica un insecticida, la mayoría de los mosquitos mueren, pero los individuos resistentes sobreviven y se reproducen, transmitiendo sus genes de resistencia a la siguiente generación.
Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) han recomendado un enfoque integrado en el control de los mosquitos, que incluye medidas como el descacharrado, el ordenamiento ambiental para evitar la acumulación de agua estancada, el uso de repelentes y la consideración de métodos biológicos y trampas-cebo como alternativas al uso excesivo de insecticidas químicos.
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