«La venta de ropa esta paralizada. Está todo muy quieto. No sé qué va a pasar. Realmente hay mucha incertidumbre. Además tenemos otro problema, la ropa de invierno aumentó más de un 20 por ciento y para poder abastecerte necesitas casi 100 mil pesos. Es una situación compleja, porque tampoco sabés si vas a recuperar la inversión en este momento», indicó Alejandra, dueña de una casa de ropa para nenes ubicada en el radio céntrico.
Todos los comerciantes consultados están con las mismas dudas. «Si invertís no sabés si la vendés y cada vez es más duro llegar a cumplir con todos los compromisos. Pagar alquiler, luz, gas, internet…encima el cambio de estación que nos demanda un esfuerzo enorme. Hoy te puedo decir que tengo más ganas de cerrar que de seguir. Veremos qué pasa en las próximas semanas», reconoció Guillermo, que vende ropa de mujer y que admitió que la venta on line cambió mucho las condiciones actuales.
Es por demás sabido que marzo es un mes complicado. De regreso de las vacaciones y la vuelta a clases, el común de la gente tiene la mirada puesta en otro lugar, las prioridades son otras. «Los que somos padres sabemos que marzo es crucial, igual que diciembre con las fiestas. Ahora tenemos otras preocupaciones: que el uniforme, que la mochila, que los útiles escolares, los libros, la cuota del colegio. Después viene todo lo demás, ni hablar de quienes se fueron de vacaciones y tarjetearon todo. Es lógico que la venta de ropa esté estancada. Lo que pasa es que con la crisis que estamos viviendo te da miedo pensar en hacer una gran inversión. En mi caso me quedaron muchas prendas del año pasado», explicó Susana, que vende ropa de mujer.
Luego del receso de verano, los comerciantes dicen estar muy preocupados. La incertidumbre ni siquiera libera a quienes venden uniformes o a las propias librerías. «Muchos tienen los útiles del año pasado sin usar, y a los que les quedó chico el uniforme tratan de venderlo por internet. Las redes sociales y los grupos de compra y venta on line vinieron a imponer nuevas costumbres».
Las librerías también se quejan del poco público y reconocen que con las clases virtuales el uso de los útiles es casi nulo. «Trabajan con la computadora y no usan ni hojas, ni lápices, solo para ocasiones especiales. Todo lo demás es virtual. Eso disminuyó mucho las ventas, y ya venimos resentidos del año pasado. Antes todos los años traíamos novedades, cosas distintas. Este año nos limitamos a lo básico, porque la gente busca eso».
La venta de barbijos, máscaras y elementos de higiene personal sigue siendo la vedette de esta temporada, señal de que el COVID-19 nos ha cambiado la vida a todos.
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