Desbordados

A la falta de controles por parte de la Policía y de las autoridades, se le suma el airado reclamo de los vecinos. Para los comerciantes, que reconocen algunas de esas faltas, se trata de poder hacer rentables sus negocios.

Victoria, una joven que denunció en reiteradas ocasiones desmanes y falta de aplicación de protocolos en la zona de la plaza San Martín, asegura que «los bares son un descontrol, en primer lugar porque no respetan el volumen de la música, muy alto a pesar de que no está permitido», e indicó que esos comercios «no respetan ningún protocolo y suelen estar explotados de gente, no se respeta el distanciamiento ni el uso de barbijos, es algo que se ve en cualquier recorrida. Lo peor es que nadie controla, porque si los vecinos lo vemos y lo denunciamos, sería sencillo para las autoridades o para la Policía ir hasta el lugar y controlar, pero eso no ocurre», se quejó.

De acuerdo con el testimonio de vecinos y de los mismos clientes, no son pocos los bares y restaurantes en donde no se respetan los protocolos. Una de las quejas que más se repite es la del distanciamiento de las mesas y la cantidad de gente que, en teoría, no debería superar el 30% de la capacidad de cada local, pero que, en la práctica, no se cumple. Por lo bajo, los propios comerciantes explican que «es imposible que un bar o un restaurante tenga un margen de ganancia mínimo si se trabaja al 30% de la capacidad; se entiende que es un momento en el que debemos cuidarnos, pero la realidad es esa: o metes más gente de la que te permiten o cerrás y te vas a tu casa porque te fundís», comentó el propietario de un reconocido bar-cervecería de la zona céntrica a Periódico La Palabra. En tanto, una empleada de una reconocida cervecería confió a este medio que «tenemos la orden de nuestro empleador de trabajar al 50% de la capacidad o un poquito más en realidad, lo del 30% no se respeta», al tiempo que sostuvo que «lo del barbijo y el acohol en gel sí se respeta, en eso son muy estrictos, porque además está a la vista», aseguró.

«El otro problema son los autos y motos que pasan a toda velocidad, corren picadas y también ponen música a todo volumen», explica Victoria. «Todo ocurre porque están los bares y cervecerías abiertos y sin control sobre la gente que se reúne en las inmediaciones. Ya pedimos que intervengan las autoridades, pero no pasa nada, como siempre», explicó, al tiempo que indicó que son reiterados los llamados al «911, a Control Urbano y al Comando (de Patrullas) Berazategui, pero nos dicen que van a enviar el móvil y no pasa nada, es como que nos cargan». En efecto, la situación se vuelve insostenible para los vecinos, que piensan en presentar un petitorio en la Municipalidad para que haya más controles, al menos durante la madrugada de los fines de semana, momentos en los que la zona se ve desbordada por la gran demanda gastronómica.