Un alumno del Colegio «Papa Eugenio Paccelli», de 17 años, que salía de su casa para concurrir a clases, como todos los días, fue interceptado por un malviviente que lo mató de una puñalada. Alrededor de las 7,50 Lucas Cancino salió de su hogar, ubicado en Combate Naval entre Lugones y Ascasubi, en Ezpeleta, cuando un desconocido le arrebató la mochila y la bicicleta. Al parecer, por el testimonio de un vecino, el joven se resistió y terminó recibiendo una herida mortal en su pecho que lo mató en pocos minutos. Su cuerpo terminó tendido en la vereda y el ladrón se llevó sus pertenencias.
La investigación quedó a cargo de la fiscal Karina Gallo, de la Unidad Funcional N° 4. De inmediato la noticia tomo estado público en los medios nacionales que contaron lo que había sucedido.
La muerte de Lucas, que cursaba el último año, causó consternación en el Barrio Naval donde vivía junto a sus padres, y en la comunidad educativa a la que asistía, donde compañeros y amigos expresaron su dolor. La Diócesis de Quilmes fue una de las primeras en repudiar el hecho y acompañar a la familia «en este momento de desconsuelo» y a la comunidad educativa «atravesada por esta noticia nefasta», a la vez que pidió que «los mecanismos de la Justicia puedan velar por el bienestar de las personas».
Horas más tarde de conocerse el hecho, en rueda de prensa realizada en la comisaría primera de Quilmes, el ministro de Seguridad Sergio Berni aseguró que son tres los delincuentes sospechados por el hecho, que ya estarían identificados y que todos tienen antecedentes. Uno de ellos fue detenido por robo calificado en julio y excarcelado a los pocos días.
«En la Argentina tenemos que ver qué hacemos con estas personas. El que sale con un arma a la calle sale dispuesto a matar, entonces no puede ser que salga de la comisaría como si nada hubiese pasado» precisó.
El sueño de Lucas era ser ingeniero civil y para esto ya se había inscripto en la Universidad de La Plata, donde hubiese empezado a cursar el año próximo.
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