El pasado 5 de marzo, un apagón masivo afectó a más de un millón de usuarios en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), incluyendo barrios de la Ciudad de Buenos Aires y localidades como Avellaneda, Lanús, Quilmes y Berazategui. Edesur, la empresa distribuidora de energía eléctrica en la región, presentó una denuncia penal ante la Justicia Federal de Quilmes, indicando que el corte de suministro fue resultado de un sabotaje intencional y coordinado.
Según la denuncia, el apagón se originó por fallas casi simultáneas en cuatro líneas de alta tensión: las líneas 30 y 31 (Hudson-Bosques) y las líneas 50 y 51 (Costanera-Hudson). Edesur destacó que el promedio de fallas en este tipo de líneas es de una por año, por lo que cuatro fallos consecutivos en pocos minutos resultan «absolutamente extraordinarios e inexplicables».
Durante las inspecciones realizadas con drones y revisiones manuales, los técnicos de Edesur encontraron evidencias de acciones deliberadas:
- Una tanza y una boya de pesca colgando en una de las torres.
- Un alambre enganchado en la ménsula con signos de descarga eléctrica.
- Marcas compatibles con golpes en los aisladores, sugiriendo múltiples intentos previos antes de que se produjera el corte del servicio.
La empresa concluyó que «la simultaneidad de los eventos no pudo ser casual. Por el contrario, no quedan dudas de que fueron coordinados en el marco de un plan único». El caso está siendo investigado por el Juzgado Federal de Quilmes bajo la acusación de «entorpecimiento del servicio público». Edesur solicitó la intervención de la fiscalía y el peritaje de cámaras de seguridad, así como el cruce de antenas telefónicas en la zona afectada, para identificar a los responsables del presunto sabotaje.
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