El incremento de las medidas de seguridad parece tener un objetivo claro de los vecinos que es la búsqueda de protección contra las entraderas y hace unos meses, se sumó en la población el propósito de evitar el delito de usurpación.

Gastón Ledezma es dueño SegPlay, una empresa dedicada a la seguridad del hogar, nos explicó: «Hace aproximadamente un mes, cuando se empezó a flexibilizar la cuarentena, hemos recibido una demanda importante; no tanto en los comercios, pero si en las casas particulares y eso se debe al aumento de los robos en la zona. Lógicamente, siempre las personas que lo piden tienen un poder adquisitivo para poder colocar este tipo de sistemas que cuesta alrededor de 30 mil pesos. Sin embargo, tenemos pedidos de alarma vecinal de forma comunitaria, que el costo termina siendo menor porque se pagan en grupo».

«Los elementos más solicitados son las cámaras de seguridad, las personas quieren ver la cara de quienes entraron a robar o ver las circunstancias del hecho delictivo. De hecho, son elementos de prueba, está comprobado que las cámaras han servido para resolver varios casos y han registrado hechos de robos no sólo en las casas, sino también en las calles», agregó.

«Los sistemas de seguridad no evitan que se den los hechos delictivos, sino minimizar los riesgos. Hay personas que con una cámara o alarma se sienten protegidas y otras adquieren todo el sistema completo», aclaró.

Por otro lado, mencionó que no sólo crecieron las ventas de artefactos de seguridad «antirrobo», sino también, productos de protección ante la pandemia como puertas de desinfección, entre otros.

Además de las cámaras y alarmas, tuvieron un gran crecimiento del uso de cercos o rejas electrificadas en las casas, de la mano de los hechos delictivos más resonantes. La demanda, según calculan empresas que se dedican a la instalación de este tipo de dispositivos, tuvo una suba del 100 % en los últimos dos años en lo que respecta a la zona del conurbano.

Por otro lado, ante el delito de usurpaciones aumentaron las ventas de cercos premoldeados, también con elementos de seguridad. Al respecto, Eduardo, que trabaja para la Cooperativa OBI, comentó: «La demanda aumentó estos meses por el costo de la pared tradicional, pero en los últimos dos meses los pedidos son por el miedo de la población a las usurpaciones, principalmente en los terrenos baldíos; no sólo solicitan la pared de hormigón, sino que tengan elementos de seguridad».

Según las empresas consultadas, las ventas de cámaras y alarmas de seguridad crecieron en la zona de Ranelagh, mientras que la demanda de cercos aumentó en El Pato y el centro.

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