El presidente Alberto Fernández anunció que en marzo enviará al congreso el proyecto que legaliza la interrupción del embarazo; dicha decisión generó una resistencia por parte de la iglesia.
Aún no se anunciaron los detalles de la iniciativa, pero según lo trascendido por el propio Fernández y el ministro de salud Ginés González García, la normativa establecerá que termine la penalización del aborto y el aborto clandestino, exigiendo que la atención sea en todos los hospitales públicos de forma legal, segura y gratuita. Asimismo, se tendría en consideración la voluntad del médico, siempre y cuando el centro de salud pueda cubrir esa demanda con otro profesional.
Según explicaron desde el gobierno, la ley no conformará a todos, pero es una ley que puede acercar posiciones entre los legisladores que buscaban una salida intermedia. «Tiene que ser una iniciativa más que equilibrada. Se deben eliminar algunos factores reactivos. Hay que preservar la cuestión de fondo: que deje de ser un delito, que haya un acceso igualitario y sin las víctimas», afirmó González García.
A pesar que el presidente pidió que «no haya grieta», la iglesia se mostró tajante con su doctrina y se opuso al aborto legal, en nombre de la «defensa de la vida».
«Tiene que haber debate en la opinión pública, que se escuche a la gente y luego que la decisión se tome a conciencia. A mí me parece que las decisiones se tomaron sin escuchar todas las posturas», opinó el padre Franco, de la Parroquia Virgen María Madre del Pueblo.
«Nosotros no estamos en contra de nadie, estamos a favor de la vida; la iglesia desde la fe considera que el bebé concebido en el seno de la madre tiene derecho a vivir. Siguiendo con esta idea consideramos que la solución de un embarazo no deseado no es el aborto», dijo el cura.
Y recalcó: «La decisión de abortar no es una decisión fácil, sino que es dolorosa; entonces es necesario conocer la situación de fondo, es clave saber por qué se llega a tomar esa decisión; allí está la problemática, que hay que trabajar desde el Estado y también nosotros como entidad católica».
Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, señaló de forma pública que «desde la Iglesia haremos todo lo posible para que la expresión de nuestras opiniones no favorezca la descalificación de quienes piensen lo contrario”.
En esta línea, la iglesia decidió convocar para el 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer, a una misa en la Basílica de Luján en la que ratificará su rechazo a la despenalización del aborto.
«Nos pareció bueno convocar a Luján para pedir por la protección de la vida. Cuando la Iglesia habla del derecho a la vida, no está haciendo presión, queremos generar conciencia en los jóvenes», expresó Ojeda
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