La consagración se realizó en la Catedral Inmaculada Concepción. Por la imposición de manos y la oración del Obispo de Quilmes recibieron el Orden Sagrado del diaconado José María Hernández, Alejandro Gabriel Martínez, Claudio César Serio, Mario Adrián Meichtry y Manfredo Guillermo Klein, que eligieron como lema de ordenación «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.» Hubo familiares y miembros de la comunidad a que la pertenecen y hasta el Papa Francisco les hizo llegar su saludo.
Durante la homilía, Tissera dio cuenta de la alegría de la Diócesis de Quilmes “al ver que estos hombres se deciden a solicitar el sagrado Orden del Diaconado, y la Iglesia los acepta y por la imposición de las manos y la invocación del Espíritu son consagrados”.
El Obispo de Quilmes también recordó las palabras de Jorge Novak que manifestara en el comienzo del Sínodo en septiembre de 1982: “Este primer Sínodo ha de incorporar en forma inequívoca a los diáconos permanentes, a los lectores y acólitos, a los animadores de comunidades a nuestra vida eclesial. Para comenzar es necesario insistir que no nos referimos a tales ministerios como si fueran transitoriamente una ayuda a los presbíteros, por el número insuficiente de éstos. El punto de partida de nuestro análisis pastoral no es un lamento de penuria, sino la gozosa constatación de una plenitud. Jesús, Siervo de Yahveh, y servidor de los suyos, ha provisto a su comunidad con una sobreabundante gracia de servicialidad”.
Monseñor Tissera agradeció sobre todo a las familias de los nuevos diáconos: “La entera entrega al Señor y su Iglesia supone también la generosidad de sus esposas, que libremente han expresado su total consentimiento para este servicio eclesial. Es de nobleza agradecer, en nombre de la comunidad cristiana, este gesto profundo de amor a Dios y a su pueblo. No sólo expresamos nuestra gratitud a las esposas, sino también a sus hijos que, privándose del legítimo tiempo que el papá les pudiera dispensar, consienten y respetan la decisión de él para seguir este llamado del Señor”. Y a los diáconos les dijo que “el Señor les conceda la gracia de ser humildes, valientes, dóciles, disponibles, de fe sólida y de amor intenso y generoso”.
Durante la homilía, Tissera les impuso las manos y elevó la plegaria de Ordenación, para que luego los familiares y amigos de cada uno los revistan con la estola y la dalmática, vestimenta característica que representa el reinado de Cristo. Y les entregó el Evangelio y unos recipientes para el lavatorio de pies, como símbolos de su servicio.
Antes de culminar, el Presbítero Armando Dessy, Canciller del Obispado de Quilmes, leyó los decretos que definen las comunidades parroquiales donde ejercerán sus ministerios: el diácono José María Hernández será destinado a la Parroquias Nuestra Señora del Puente y San Francisco de Asís de Berazategui; el diácono Manfredo Guillermo Klein a la Parroquia Nuestra Señora de Czestochowa de Ezpeleta; el Diácono Alejandro Gabriel Martínez a la parroquias Madre de Dios y San Juan el Precursor de Florencio Varela; el diácono Mario Adrián Meichtry: Parroquia San Cayetano de Florencio Varela; y el diácono Claudio César Serio: Parroquia Nuestra Señora de la Guardia de Bernal.
En el final de la misa, los diáconos agradecieron a sus familias, a sus formadores de la Escuela Diaconal, a los sacerdotes del clero, al Obispo de Quilmes, a las comunidades de origen de cada uno y en las que les tocó servir, y pidieron una oración por la fecundidad de sus ministerios.
Tisera subrayó: «El Señor sigue acompañando a su pueblo, suscitando a tantos y tantas que quieren servir en el crecimiento del Reino. Hoy podemos decir que nuestra Iglesia particular se alegra al ver que estos hombres se deciden a solicitar el sagrado Orden del Diaconado, y la Iglesia los acepta y por la imposición de las manos y la invocación del Espíritu son consagrados».
Cabe recordar que en septiembre del corriente año, Darío Viecenz fue ordenado también diácono, realiza su misión pastoral en las parroquias Santa María y Santa Isabel de Hungría, de Berazategui, y se formó en el seminario diocesano María Reina de los Apóstoles.
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