Bajo el lema «La esperanza de los pobres nunca se frustrará», el obispo de la Diócesis de Quilmes, Carlos Tissera, encabezó el ultimo sábado, 16 de noviembre por la noche, una nueva edición de la Misa de la Esperanza. Fue además, en vísperas de la tercer Jornada Mundial de los Pobres que se celebró en el Vaticano.
La XXIV edición de la Misa de la Esperanza se hizo, como siempre, en el Cruce Varela, donde confluyen los tres distritos de la Diósesis y estuvieron presentes el obispo auxiliar de Quilmes, monseñor Marcelo Julián Margni, el obispo emérito de Río Gallegos, monseñor Juan Carlos Romanín, sacerdotes y diáconos de la zona.
Se calcula que más de 13 mil personas se congregaron y fueron acompañados por el intendente de Florencio Varela, Andrés Watson, el cónsul de Paraguay en La Plata, Juan Ramón Cano Montanía y el ex embajador argentino ante la Santa Sede, Carlos Cúster. A pesar de las intensas lluvias de la mañana, el sol de la tarde permitió un marco ideal para que a las 19 se pudiera celebrar este encuentro tradicional que comenzó el obispo Jorge Novak. El escenario fue en la plazoleta donde se encuentra el monumento a los caídos en Malvinas, y antes de la celebración, los veteranos izaron la bandera argentina bendecida por monseñor Tissera.
La esperanza del pobre está en Dios y Dios está siempre», expresó Tissera y continúo: «devolver la esperanza perdida a causa de la injusticia, el sufrimiento y la precariedad de la vida, es nuestra misión también». Luego resaltó: «La propuesta cristiana es tender puentes, no levantar muros». Y afirmó que «las mayores hipotecas del país siguen siendo la pobreza, la exclusión y la desigualdad. La patria requiere un renovado esfuerzo de diálogo sincero y búsqueda de consensos en orden a generar síntesis superadoras».
Monseñor Tissera invitó a atender a los que menos tienen: “Nuestra opción por los más frágiles y pobres corre el riesgo de quedarse en un plano teórico o emotivo. Ayudémonos a tener gestos concretos”. Además, se refirió a la situación política y social que atraviesa el país: “Como pueblo argentino iniciamos un nuevo período democrático. Que la esperanza de un porvenir mejor se traduzca en vida digna, desarrollo integral, trabajo para todos, acceso a la salud y educación de calidad… Con los demás obispos argentinos decimos que «las mayores hipotecas del país siguen siendo la pobreza, la exclusión y la desigualdad» definió.
El obispo recordó n a los mártires riojanos que seran beatificados proximamente y a Jorge Novak, primer obispo de Quilmes, a quien pidió “que interceda por nuestro pueblo, para que nunca más el hambre cunda en nuestros barrios, y para que el trabajo, el techo y la tierra sean una realidad para cada familia».
Las comunidades educativas diocesanas trajeron en procesión a la Virgen de Luján, y la comunidad paraguaya hizo lo propio con la Virgen de Caacupé. Hubo un grabn numero de fieles de la comunidad boliviana y miembros de la pastoral carcelaria que compartieron el testimonio de los presos, en el “momento del perdón”. Vale destacar que el gesto de las ofrendas estuvo animado por el grupo de percusión “Caja de resonancia”.
En el cierre, el presbítero Juan José Vasallo, vicario de Solidaridad de la diócesis, mencionó a los niños y niñas ganadores del concurso de arte, y anunció que muy pronto la vicaría abrirá el refugio “Papa Francisco” para albergar a los familiares de los internados en el Hospital “El Cruce”, a los inmigrantes y a las familias de los detenidos en la Penitenciaría de Florencio Varela que vengan desde lejos a visitarlos.
Hacé tu comentario