El precio del pan subió 12% en los principales centros urbanos de la provincia de Buenos Aires, a raíz del alza de costos que se produjo en insumos, tarifas y combustibles. De esta manera, en el Conurbano bonaerense, los precios oscilan entre los 2.500 y los 3.300 pesos.
En este contexto, el consumo viene a la baja con la gente con un poder adquisitivo cada vez más acotado. Por eso la nueva tendencia ahora es priorizar la compra por unidad e incluso adquirir facturas que se están vendiendo a mitad de precio del día anterior. También eso implica reducir drásticamente el consumo de masas finas.
La Palabra recorrió panaderías para averiguar sobre esta situación en la cual se tiene que readecuar para complacer a la oferta.
Andrés, de la panadería y confitería “Antojos”, sostuvo “aumentó el pan y eso claramente repercute en el consumo. Ahora vendemos el kilo a $2600, unos 200 pesos desde que empezó el año y eso que tratamos de mantener el precio pero si suben las materias primas se complica”.
Por su parte, Julián, de la panadería “TuAna”, indicó “desde que arrancó el año aumentó unos 200 pesos. Ahora lo tengo a $2500. El consumo es un poco más variado, hay días que me queda algo de pan, hay días que me queda mucho y otros en donde no queda casi nada”.
También consultamos en “Santa Elena” y confitería “César”, pero en aquellos lugares mantienen desde hace unos meses el kilo a $1900 y $2000 respectivamente. Asimismo, indicaron que el consumo bajó poco e incluso se sostiene.
Mientras tanto, el gobierno sigue sosteniendo que los incrementos mensuales no superan el 2,5%. Una afirmación que contrasta con la realidad del sector, donde los aumentos en materias primas como harina, margarina, azúcar, grasa y levadura se dan de manera constante y, en muchos casos, superan ampliamente ese porcentaje.
Las panaderías resisten como pueden, sosteniendo los precios y buscando estrategias para no desaparecer. Se deben reinventar ante una clientela que cada vez más busca opciones económicas y piensa dos veces antes de darse gustos que antes eran más comunes.
Pero si la tendencia inflacionaria persiste y los aumentos continúan acumulándose, inevitablemente los precios deberán ajustarse al alza, golpeando aún más a los ya castigados bolsillos de los consumidores.
Y por supuesto, que el encarecimiento del pan no es un hecho aislado en la góndola de alimentos. Se inscribe en una tendencia generalizada de aumentos que afecta a productos de consumo masivo. Datos recientes indican que los lácteos y huevos continuaron su escalada con un avance del 1.4% en la última semana, acumulando un 5.6% en las últimas cuatro. Las carnes, aunque mostraron una desaceleración en el ritmo semanal (0.7%), lideran el acumulado del último mes con un 6.3%. Verduras (3.3%) y bebidas (2.8%) también registraron subas considerables en el mismo período.
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