Es que el problema de la falta de espacio en los bancos se agravó en los últimos meses debido justamente a la entrada del nuevo billete.
Aunque este hecho fue una buena noticia para el sector, en la práctica significó que los clientes busquen quedarse con los papeles de mayor denominación y lleven al banco los de menor valor.
Por esa razón, los bancos empezaron a cobrar un recargo adicional o comisiones a las empresas más grandes (no así a pymes ni individuos, por regulación del Banco Central) que depositan billetes de $100, $200 y, más recientemente, $500.
Esta práctica, que empezó a generalizarse en los últimos dos años, es una de las estrategias que encontraron dentro del sistema financiero para trasladarle parte de los costos de almacenamiento y transporte a las grandes compañías.
Habrá que ver lo que pase también para cuando a finales de este año, empiece a circular el billete de $20.000. Es que el incremento en la circulación de billetes de alta denominación, que incluye el nuevo billete de 20.000 pesos, busca aliviar la presión sobre los bancos, que enfrentan problemas debido al alto volumen de billetes de menor valor en circulación. Según datos recientes del BCRA, el país cuenta actualmente con 11.692 millones de billetes en circulación, de los cuales un 34% corresponden a denominaciones de 500 pesos o inferiores.
Con el objetivo de reemplazar los billetes de menor denominación que complican las transacciones y desbordan las bóvedas de los bancos, el Banco Central (BCRA) lanzó una licitación para la provisión de 540 millones de billetes de 20.000 pesos, que se distribuirán entre marzo y julio de 2025.
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