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Evocarán en Quilmes a Julieta Lanteri | lapalabradeberazategui.com.ar

La exposición itinerante se enmarca en el proyecto de Urbe Gráfica, estudio de diseño de Hilda Devoto, vecina de Ranelagh, seleccionado por el Fondo Nacional de las Artes-Ministerio de Cultura de la Nación, que tiene como eje el libro “Paloma Blanca-Biografía de Julieta Lanteri” de Ana María de Mena.

En la muestra se presentarán obras seleccionadas en la convocatoria realizada oportunamente, de la que participaron  artistas de Italia, Paraguay, CABA, provincia de Buenos Aires, Córdoba y Entre Ríos. También presentaron obras varios postulantes de  Berazategui, Quilmes y Florencio Varela.

Posteriormente la muestra será llevada a distintas ciudades del país.

¿Quién fue Julieta Lanteri?

Bajita, regordeta, femenina y valiente, Julieta Lanteri (1873-1932) nació en Italia y llegó al país de niña. Vivió en La Plata, donde estudió en el Colegio Nacional, de varones, único que habilitaba el ingreso a la Universidad. Luego se graduó de Farmacéutica y Doctora en Medicina, quizás, la única en su tiempo con dos títulos universitarios. Con Cecilia Grierson y otras pioneras fundó el Centro de Universitarias Argentinas y en 1910 organizó el Congreso Femenino Internacional, en el que sus ponencias fueron: Acción contra la trata de blancas, Educación de la mujer, El buen trato a los indígenas, Sufragio femenino, Leyes laborales para menores, etc.

Fue la primera italiana que obtuvo la ciudadanía argentina.

Ella y Raquel Camaña instituyeron la Liga por los Derechos de la Mujer y el Niño que fundó una escuela primaria  en Chaco y organizaron dos Congresos Nacionales del Niño, que la O.E.A. cita como algunos de los antecedentes que impulsaron el Congreso Panamericano del Niño que realiza la entidad.

Adelantada a la época, en una carta conservada en el Archivo de Pennsylvania, EEUU, pide cuidar el medio ambiente, cuando aún era una rareza hablar del tema.

¿Cómo logró votar?

En 1911 se renovaría el Concejo Deliberante de Buenos Aires y se debían actualizar los padrones. Podían hacerlo los mayores de edad domiciliados en Capital Federal que pagaran impuestos o patentes y ejercieran una profesión liberal. Julieta advirtió que nada decía del sexo y se inscribió en la parroquia San Juan Evangelista de La Boca, circunscripción correspondiente a su domicilio.

El 26 de noviembre votó y el Dr. Adolfo Saldías, que presidía la mesa, se mostró orgulloso por firmar el documento de la primera sufragista del país y de Sudamérica.

1919 un año de convulsiones

Cuando se discutía la ley electoral en las cámaras del Congreso de la Nación, Julieta seguía los debates desde las gradas y en voz alta reclamaba por el voto femenino. Improvisaba tribuna en un balcón, un banco o un teatro. Su popularidad llevó a A. Rillo y V. Dolard a escribir la sátira “La doctora De Lantera”, un éxito del teatro Esmeralda. Ella asistió algunas veces y al final de las funciones subía al escenario y proclamaba los derechos femeninos.

Un argumento para negar el voto femenino era que los padrones electorales se basaban en los registro militares; como las mujeres no hacían la conscripción no estaban empadronadas. En agosto de 2019 Julieta visitó los Registros Militares de las secciones 2° y 4° para pedir su incorporación, hacer el servicio militar y así figurar en los padrones. No lo consiguió, pero su ejemplo fue replicado por Adela García Salaberry en  La Plata y por Clarisa Gaviola en Bernal.

Lanteri apareció en las primeras planas de La Nación, La Prensa, El Mundo, La Vanguardia, Crítica, Mundo Argentino, Caras y Caretas, Fray Mocho, etc.

Un partido político por las mujeres

Las feministas inglesas usaban ropa blanca como distintivo durante los actos públicos. Julieta adoptó indumentaria y accesorios blancos para siempre.  Volados, puntillas, moñitos y bordados en la ropa, la muestran lejos de las actitudes varoniles que adoptan algunas feministas.

Como lo prohibido era votar pero no había impedimentos para ser elegida, en 1919 fundó el Partido Feminista Nacional y fue  candidata a legisladora. En la primera elección obtuvo 1730 votos masculinos. Volvió a presentarse en comicios de 1920, 1924 y 1926. Paralelamente  disminuía su patrimonio al aportar dinero en las campañas. Una singularidad es que rendía públicamente los gastos de su partido.

Callada su voz, siguió su ideario

En 1930 el golpe de estado de Uriburu enrareció el ambiente y decidió tomarse  “una temporada de descanso de la política”.

En pleno día en febrero de 1932, la atropelló un auto que circulaba marcha atrás. Unos días después falleció. Al evocarla en Caras y Caretas se dice que ella temía ese trágico fin”. El conductor huyó y en el acta policial se derramó líquido sobre el nombre del responsable, pero El Mundo publicó la matrícula del vehículo que era conducido por David Klapenbach, militante de la Liga Patriótica, agrupación de integrantes que a veces circulaban armados para amedrentar a la gente. El hecho quedó impune.

Cuando murió estaba aprendiendo a pilotar aviones, para demostrar que el sexo y la edad no eran impedimentos para ese desafío.

Después de su primer sufragio se presentaron proyectos para que las mujeres pudieran votar en Capital Federal en 1932, 1934 y 1937. Se estima que hubo unas veinte propuestas hasta que se sancionó la Ley 13.010 de 1947, que establece el voto femenino en nuestro país.

Antes de esa norma hubo pioneras que cimentaron el camino que condujo a su promulgación, entre quienes estuvieron Elvira Rawson, Raquel Camaña,  Adelia Di Carlo, Cecilia Grierson, Carolina Muzzulli, Alicia Moreau y la Dra. Julieta Lanteri, brillante y audaz contemporánea de esas precursoras.

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