David Alejandro Barragán Antonio se graduó hace poco tiempo de Licenciado en Composición con Medios Electroacústicos y es autor de Yomasa Landscapes I-II, una obra creada en las aulas de la Universidad Nacional de Quilmes que fue seleccionada para el XII Festival de Nueva Música de San Petersburgo. El encuentro se llevará a cabo del 23 de mayo al 5 de junio en Rusia.
Barragán Antonio es un artista, compositor, docente e investigador de la UNQ, que diseña también música para videojuegos y podcasts. El trabajo elegido es fruto de Punto de Encuentro, un proyecto de investigación de la Escuela Universitaria de Artes que pertenece a la UNQ y está orientado a la práctica profesional. Allí se generan residencias compositivas con la colaboración de estudiantes, docentes, directores y compositores.
“Estas obras se están creando en la universidad pública y llegando a muchos festivales. A su vez, están generando una nueva manera de entender el arte y la música latinoamericana. Es importante que en la UNQ se genere arte de vanguardia que llegue a todas las personas. La universidad es un foco de creación y de vida”, admitió Barragán.
El XII Festival de Nueva Música de San Petersburgo es uno de los más importantes en su género y, según destaca en su página web, es “un punto de encuentro donde convergen las diversas visiones del mundo de los compositores contemporáneos en una encrucijada de caminos musicales surgidos en los últimos años”.
La obra fue interpretada por Eduardo Spinelli en clarinete, Andrea García en piano y Martín Devoto en violonchelo, integrantes del trío Música Impura. Además de Barragán, en Punto de Encuentro participan Agustina Crespo, Martín Proscia, Martín Liut y Marcos Franciosi, quien dirige el proyecto.
El músico, además del reconocimiento otorgado por el Centro de Música Contemporánea de San Petersburgo, en 2023 obtuvo el Primer Premio del Concurso Nacional de Música en la categoría Composición con Medios Electroacústicos. La obra para violonchelo y medios electroacústicos fue creada en 2022 y contó con la asesoría del chelista Martín Devoto, uno de los más importantes del país. La composición fue gestada en las aulas de la UNQ en el marco de la Escuela Universitaria de Artes (EUdA). En uno de los seminarios que ofrece la Licenciatura en Composición con Medios Electroacústicos participó como invitado el chelista Martín Devoto, que trabajó junto a los estudiantes a lo largo de todo el cuatrimestre.
“La música es muy importante en una universidad porque permite el desarrollo de las ideas. Crear cultura es fundamental para un país porque crea conciencia e identidad. Hay que entender que la cultura también es un recurso clave para la sociedad y la formación de los seres humanos. La educación artística es un medio de vincularse con los demás, con la humanidad y con el planeta”, opinó el creador. En este sentido, Barragán Antonio resaltó que la presencia de Devoto en el seminario fue muy linda, ya que “pudo componer con los alumnos y llevar ese proceso juntos. La obra fue eso, componerla con él, corregirla y revisarla como si fuera una conversación y un intercambio constante”. Aunque parece un dato anecdótico, invita a pensar en el rol que deben tener las universidades públicas en relación a la cultura en general y a las artes en particular.
“Es una composición que sale de la universidad pública, llega a una instancia tan importante y gana un premio nacional. No es un detalle menor que la creación en el aula de una universidad pública genere obras que son reconocidas, que llaman la atención y se destacan”, subrayó Barragán.
“Debe haber arte en las universidades públicas porque resulta fundamental para que el ser humano esté rodeado de expresión y pueda manifestar lo que siente. No todo puede ser producir: es necesario tener estos espacios”, agregó.
El compositor es un artista multidisciplinar y ha participado en procesos culturales y de formación pedagógica en Bogotá (Colombia). Ha trabajado con grupos de teatro y artes multidisciplinares en la ciudad de Buenos Aires, y su recorrido incluye obras presentadas en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, el Festival de Teatro Independiente de Nueva York —donde ganó el Primer Premio al Montaje Creativo y Diseño Sonoro—, y su serie Bioluminicals fue expuesta en el Festival Re-ND-er-ED en Glasgow (Reino Unido) y en Maleza Proyectos, en la ciudad de Bogotá.
Su trabajo musical y sonoro ha sido expuesto en el museo Zapadores de Madrid, el VIII Festival Internacional de Nueva Música de San Petersburgo, el IV y V Festival Internacional de Arte Contemporáneo de Manizales y el Festival Internacional de Música Contemporánea de Salta, además de los festivales Espacios Sonoros, Fuse, Transversal Sonora (2020 y 2021), La Ilusión (Pasto, Colombia) y Sur Aural: T’iwkay, Otros Mundos Posibles (Cochabamba, Bolivia), entre otros.
Cabe destacar que ha sido finalista en el Premio a la Innovación en Artes y Tecnología en 2019 con su proyecto que vincula síntesis de proteínas y sonido. Además, participó en el libro compilatorio Acerca del Origen del colectivo de arte y tecnología Suratómica en la ciudad de Bogotá. El colombiano, que ya lleva más de diez años radicado en Argentina, se subió a lo más alto del podio y recibió un premio en efectivo en aquella oportunidad.
“Primero fue una gran sorpresa porque no me lo esperaba, y después fue un gran orgullo. Este premio es algo que a uno lo hace valorar lo que hace y que da más impulso y más ganas de seguir trabajando, de seguir creando, de continuar experimentando y llevando a esos espacios la música de los y las compositoras jóvenes”, admitió el artista.
Entre más de 1700 participantes, la creación de Barragán Antonio se destaca por “plantear un estado psiconoro de reflejo con la otredad, en donde uno se ve representado”.
Barragán toma el arte como medio y vínculo, como una herramienta transversal de transformación y comunicación sociopolítica, moral, espiritual y humana.
“Transitar por los pasillos y las aulas de una universidad pública no solo se traduce en la adquisición de conocimientos y herramientas para desarrollarse profesionalmente. A mí la UNQ me dio todo: me educó, me dio becas, amigos y familia. Me dio arte, me dio la posibilidad de crear, de componer, de estudiar y me dio un espacio seguro en el que yo me siento muy bien”, contó luego.
“La universidad me cambió la vida. Vengo de una zona muy marginal de Bogotá y creo que la posibilidad de seguir estudiando en la UNQ me abrió un montón de posibilidades e hizo que mis trabajos estén por todo el mundo y puedan ser reconocidos. También me permitió seguir creando, poder vivir de esto y compartir mi trabajo con mucha gente. La Universidad de Quilmes está llena de gente maravillosa y yo me siento muy feliz de estar rodeado ahí. Recibí educación de gente muy importante de las artes que da clases”, enfatizó.
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