Acaba de fallecer Marcelo Campo, una leyenda del rugby nacional, muy querido y reconocido en la comunidad de Ranelagh por su carisma y el aporte que hizo al Ranelagh Golf Club durante muchos años. Había nacido en Quilmes el 1 de julio de 1957 e integró el equipo de Los Pumas, la Selección Argentina de Rugby desde 1978 hasta 1987, donde marco nada menos que 63 puntos.
A los 63 años, Campo fue víctima de un infarto agudo de miocardio mientras se encontraba en Uruguay, lugar donde estaba radicado junto a su familia por un emprendimiento agrícola ganadero.
Antes, estuvo muchos años viviendo en Ranelagh. Era hijo de uno de los fundadores de la papelera Zucamor y fue jugador, capitán y presidente del Ranelagh Gof Club, donde se ganó el afecto y el cariño de muchos jugadores. Incluso el reconocido golfista Mariano Tubio se manifestó «dolorido por su partida» y señaló que para él «era casi como un padre» que supo «guiarlo y acompañarlo» en su trayectoria deportiva.
Campo fue presidente de la Fundación Argentina de Rugby, donde ayudó a muchos deportistas que sufrieron diversas lesiones en la práctica de este deporte.
Los Pumas
El 14 de octubre de 1978, como wing, hizo un try de palomita frente a Inglaterra en el Stadium Twckenham, que se reconoce como una de las mejores jugadas de todos los tiempos. Desarrolló toda su carrera en el Club Pueyrredón y jugó con Ricardo Landajo y Martín Sansot. Fue seleccionado a Sudam, uvo una destacada actuación. lataérica XV para participar de las giras a Sudáfrica en 1979 y 1984, donde enfrentó a los Springboks, considerados uno de los mejores y más competitivos equipos del mundo del rugby y un emblema de la misma Sudáfrica, donde esta disciplina es considerada el deporte nacional.
Luego Campo fue convocado por Los Pumas para una gira por Europa y su destreza permitió para marcar un try permitió un empate histórico con los England Saxons. Jugó 20 partidos y marcó 32 puntos. También participó del Mundial de Nueva Zelanda en 1987, donde tuvo una destacada actuación. No hace mucho dijo en una entrevista que «el rugby le había enseñado a disfrutar de las victorias y también a saber perder».
Su partida movilizó al deporte -medios especializados recordaron sus hazañas- y a toda la comunidad de Ranelagh, que lo conoció muy de cerca y con quienes existía un vinculo estrecho.
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