Este tratamiento está recomendado para personas con discapacidad psíquica, física o sensorial, para pacientes con trastornos psicológicos, del lenguaje o del aprendizaje, y también para aquellos con problemas de marginación o inadaptación social. Puede ser utilizada tanto por adultos como por niños, y también en la estimulación temprana.
«El caballo tiene muchos aportes terapéuticos, por ejemplo transmite su calor corporal, lo que ayuda a relajar la musculatura y los ligamentos, y el sistema circulatorio. A nivel psicoterapéutico puede invocar experiencias de regresión, liberar traumas antiguos y bloqueos psíquicos, entre otros. Asimismo, transmite impulsos rítmicos que permite mejorar la coordinación tronco-cabeza, relajación de aductores y ligamentos pélvicos, erección de columna vertebral, activación de nuevas áreas neuronales y compensar las dañadas. Por otra parte, induce a la provocación de experiencias psicosensoriales. La marcha del caballo también transmite un patrón de locomoción que equivale a la marcha humana y ayuda al tratamiento de disfunciones motoras», explicó Rudak.
«Disminuye la ansiedad, fomenta la autoconfianza y la concentración, estimula el sistema sensomotriz, incrementa la interacción social, mejora el autocontrol de las emociones y capacidad de atención, mejora y aumenta la comunicación gestual y oral, aumenta el vocabulario, etc.», agregó.
El período de confinamiento afectó a toda la población, sin embargo los niños y adolescentes con alguna discapacidad fueron los más perjudicados. Al respecto, la titular de la institución dijo: «Creció la demanda, tenemos una lista de espera, porque no podemos atender a todos. Las terapias son individuales, duran 40 minutos y dependiendo de la discapacidad se arma el equipo profesional para el proceso terapéutico. También contamos con talleres al aire libre que implican, por ejemplo, caminatas. Ahí pudimos incluir a muchos chicos que, con el tema de la pandemia, necesitaban realizar este tipo de actividad en el exterior».
Por otro lado, en el períiodo de aislamiento realizaron talleres virtuales. «Durante 2020 hicimos clases por zoom para mantener el vínculo. Luego, cuando nos habilitaron, comenzamos las actividades con protocolos. Se integraron algunos chicos, aunque otros con patologías más graves aún no», indicó Rudak.
Debido a que se practica en un entorno y en unas condiciones determinadas para pacientes con discapacidad motora o intelectual, la equinoterapia requiere una preparación especial.
«Nuestro recurso humano es altamente capacitado en términos de conocimientos y actitudes, tenemos profesionales de la salud, educación y voluntarios en las tareas de asistencia», señaló la presidenta. Y detalló: «Los caballos están entrenados para desarrollar las actividades y están muy bien cuidados en una finca donde están libremente y llevan su vida como cualquier animal. Contamos con equipamiento para equinos, materiales didácticos para el desarrollo específico de las actividades y elementos de seguridad».
La Fundación tiene sede en Hudson, exactamente en la calle 169 Nº 5701, colectora (lado este) autopista Buenos Aires-La Plata, bajada de calle 63 del km 32. Brinda terapias, becas y realiza talleres para: niños, adultos, personas en situación de violencia y pacientes oncológicos, además de muchas otras actividades.
Aquellas personas mayores de 18 años que quieran ser voluntarias deben comunicarse al teléfono 1564041003 o escribir al mail fundacionecuestrere@yahoo.com.ar.
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