Desde su lanzamiento en mayo por parte del Banco Central de la República Argentina, los billetes de 2000 pesos se han convertido en un elemento de controversia en el sistema financiero del país. Aunque su objetivo era facilitar las transacciones cotidianas y reducir la cantidad de dinero en efectivo en circulación, la realidad es que los usuarios y bancos han enfrentado una serie de dificultades en su implementación.
La principal preocupación se encuentra en la falta de actualización de los cajeros automáticos para aceptar y dispensar billetes de $2000. Hasta la fecha, muchos cajeros en todo el país no han sido configurados para reconocer estos nuevos billetes, lo que resulta en la negativa de los dispositivos a aceptarlos durante las operaciones.
Según las explicaciones de los bancos, cada sucursal debe realizar una configuración específica en sus caseteras de cajeros automáticos para que estos puedan operar con billetes de $2000. Su falta de implementación adecuada generó frustración entre los usuarios, quienes a menudo se enfrentan a la necesidad de cambiar estos billetes por otros de menor denominación en la ventanilla, lo que implica trámites adicionales y demoras.
La adaptación de los cajeros automáticos a los nuevos billetes depende en gran medida de factores como el banco, la marca y la tecnología de los dispositivos. En algunos casos, este proceso de actualización puede demorar varios meses, ya que implica enviar el modelo de cajero al fabricante y desarrollar el software necesario para su compatibilidad con los nuevos billetes.
Desde el Banco Central de Argentina, expresaron total confianza en que los billetes de $2000 «funcionan perfectamente en los cajeros». Sin embargo, admiten que puede haber casos aislados de cajeros que aún no se han actualizado y que están trabajando para resolver esta situación.
Toda esto llevó a que estos billetes no puedan ser utilizados en las terminales de autoservicios, las cuales en algunos casos se hallaron desgastadas y en mal funcionamiento. Esta falla continúa causando sorpresa y enojo entre los clientes que esperaban utilizar dichas terminales.
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