A los 97 años falleció el actor y humorista Carlitos Balá, y varias generaciones lloraron su partida. Había sido internado en el Sanatorio Güemes y pocas horas después se anunció su partida. No está de más decir que con su humor sano hizo reír a miles de argentinos, por eso el reconocimiento.  

En 2017 cerró la edición N° 17 de la Feria del Libro, «Librarte» y su presencia generó un verdadero revuelo en el público.  En aquella ocasión llegó de la mano de su esposa, Martha Venturiello, con quien pudimos charlar sobre las costumbres y la vida del gran artista. Sus declaraciones quedaron plasmadas en La Palabra del 18 de octubre de aquel año.

Vale decir que vecinos de toda la región, Quilmes, Florencio Varela y Berazategui han compartido sus recuerdos en las redes sociales de las ocasiones en que Bala se acercó a compartir diferentes presentaciones.

Gran revuelo

Bala revolucionó la Feria con su presencia y, sobre todo, con su característica simpatía. A sala llena, Carlitos, que entonces tenía 92 años, contó chistes, cantó, bailó y durante dos horas firmó libros y se sacó fotos con cada uno de sus fans. “Estoy muy emocionado. La ovación recibida cuando entré es inolvidable”, había expresado agradecido. En ese entonces subió al escenario junto a Rubén Carrera, quien presentó su libro «Aquí llegó Balá», una obra  homenaje al recordado conductor infantil.

Balá volvió a hacer feliz a la gente

El ídolo se presentó en Librarte el lunes 16 y mostró orgulloso el libro de la Editorial Universo Retro que recopiló su vida en texto e imágenes. 

“Sigo nervioso y emocionado, me quedé frío cuando me ovacionó tanta gente, pensé que Berazategui era chiquitito, pero vengo de Capital y lo que ví es hermoso. Todo esto es inolvidable para el artista, me sentí muy cómodo y querido”, dijo Balá al finalizar la firma de libros. La espera fue amenizada por varios temas musicales que el cómico decidió regalar a la gente que estaba esperando. 

Consultado sobre la magia que permite que varias generaciones lo sigan, Balá aportó su propia teoría: “Será porque trabajo de chico, yo hago de chico todo el tiempo, por eso me siguen los niños, ellos absorben lo que les doy. En la playa todos venían a que les cuente un cuento”.

Siempre fiel a su público, Balá tenía una agenda con fechas de cumpleaños de sus admiradores a quienes saludaba todos los años. “Los llamo a todos los fanáticos que tengo agendados, y siempre se sorprenden y me dicen me muero si sos Balá, entonces yo les digo que se si mueren corto”.

Balá, que había venido en otras oportunidades a Berazategui, recibió el cariño de la gente que le acercaba viejos discos y fotos. “Para ser feliz hay que dar cariño y recibirás cariño”, aconsejó.           

El mismo Carrera, un fan absoluto de Balá que tenía hecho el libro hacía dos décadas pero le costaba editarlo, se sorprendió por la respuesta del público y el cariño prodigado. A la vez que festejó que las nuevas generaciones pudieran conocer en persona al ídolo. “El ángel que tiene Carlitos los captura desde el primer momento, él se presenta con Panam y los chicos salen de la función haciendo cosas que hace Balá y se olvidan de Panam”. A sus noventa y tantos años, Carlitos seguía recorriendo cientos de kilómetros para continuar sacando sonrisas.

“Siempre fue una persona muy sencilla. Trabajó mucho, pero lo más importante era su casa y su familia. Cuando veía a los chicos era siempre igual, tenemos dos nietos, y cuando ellos llegaban yo era invisible… Hay una atracción que tuvo siempre con los chicos, mutua. Carlos tenía una ternura especial que le dio Dios, por eso de grande recibió todo lo que dio antes”, había expresado su esposa que lo conoció cuando aun no había debutado en televisión. Vivieron juntos casi seis décadas.

Consultado sobre aquella visita ilustre, el secretario de Cultura y Educación de Berazategui, Federico López, recordó: «Fue muy emotiva. Muchísimos vecinos se acercaron a ver al querido Carlitos, menos mal que usamos el anexo en ese momento, porque estaba llenísimo. A su edad seguía siendo muy activo. Ese día hacía mucho calor, pero demostró ser un tipo sencillo, que vino con su familia y presentó un libro sobre su vida».

«Nos sorprendió mucho la cantidad de gente que se acercó, fue inesperado. Generacionalmente no me toca de cerca, pero nos dimos cuenta que había gente que tenía la necesidad de verlo y estar cerca de él… saludarlo. Muchos trajeron algo para que les firme, algo que tenía que ver con su infancia. Fue muy emocionante».

«Un vecino de Hudson, por ejemplo, se quedó hasta último momento para poder saludarlo y se puso muy mal cuando no llegaba. Entonces vimos la forma de ayudarlo. Hoy me escribió para agradecerme. Carlitos era de esos personajes que marcan una etapa de nuestras vidas».  

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