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Tulio De Silvestri, felíz a los 90 | lapalabradeberazategui.com.ar

Nació en la «Manzanita de Oro», esa cuadra  donde todos querían vivir, sobre todo los que iban llegando en busca de un mejor porvenir. Tulio De Silvestri tiene sangre italiana. Sus abuelos eran sicilianos y napolitanos, y estaba acostumbrado a comer la mejor y más rica pasta. Con una memoria privilegiada, recuerda cada etapa de su vida con exactitud y benevolencia. Dijo haber sido siempre «feliz», constituyendo ése, quizás, el gran secreto de longevidad.  

Este vecino, que siempre vivió en Berazategui, cumplió esta semana 90 años y fue, con su esposa Margarita, el fundador de la fábrica de pastas «La Torinesa», ubicada sobre la calle 148 entre 13 y 14. También creó el Club de Caza y Pesca del distrito. Fue alumno de la escuela N° 5 y, entre otras cosas, se constituyó en el primero que tuvo una linterna.

De joven fue gasista, siguiendo los pasos de su padre, Lorenzo De Silvestri, que tenía la matrícula nacional N° tres. Luego estudió y se transformó en uno de los primeros martilleros de Berazategui. «Vendí cuarenta departamentos en el edificio San Miguel, la primera propiedad horizontal del distrito», narró, sentado a un costado del mostrador, lugar que lo tuvo como protagonista durante muchísimos años.

Un día, cansado de cocinar pastas frescas de mala calidad, le dijo a su esposa Margarita -que falleció en 2018- que Berazategui se  merecía tener una fabrica que garantice la auténtica pasta italiana. Sin esperar mucho, ella tomó coraje y lo instó a buscar un lugar y comprar las herramientas necesarias.

Comenzaron con un crédito del Banco de Desarrollo. El propio empresario que le vendió las primeras máquinas le recomendó aprender cómo hacer la mejor pasta en un comercio del Centro de Buenos Aires. Así lo hicieron y empezaron.

El primer negocio estaba en la esquina de 148 y 13, con el tiempo se ampliaron y convirtieron su casa de soltero en la fábrica que siempre quisieron.

«Siempre privilegiamos la calidad. Aun tenemos proveedores de la misma época, buscamos lo mejor de lo mejor. Margarita atendía el mostrador y yo producía. El primer domingo vendimos 120 cajas de ravioles y a las 10 de la mañana no había más. El segundo domingo hice 210 cajas y también se terminaron, siempre tuvimos mucho apoyo de la comunidad».

«Salgo a comer y pido pastas. Amo los fideos, cualquiera sean. Mis amigos me dicen que estoy loco. Lo que sí, respetamos las recetas que trajo mi abuela de Italia, entre ellas el tiempo de cocción del estofado, unas 3 horas aproximadamente», reconoció. 

«Después de 48 años seguimos usando la mejor ricota, el mejor pollo, siempre bueno», admitió Tulio, que sigue acompañando el negocio familiar.

Facundo y Diego son sus hijos. El primero es quien continúa la tradición. También tiene cuatro nietos.

Club de Caza y Pesca

Tulio no era un amante de ninguna de las dos disciplinas, pero un día mirando una revista se dio cuenta que todas las ciudades albergaban un club de esas características. Como buen observador, por lo tanto, le pidió a su amigo Miguel Campana, que tenía una armería en el centro, que hiciera una lista de vecinos que quisieran pertenecer a la institución.

«Berazategui antes era un pueblo donde nos conocíamos todos, cambió mucho en los últimos tiempos, pero igual me sigue pareciendo hermoso», precisó De Silvestri, que es saludado y respetado por todos los comerciantes y amigos que pasan por el lugar y no dudan en acercarse. 

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