Así lo planteó el titular de la Pastoral Social y obispo de Lomas de Zamora, Jorge Lugones, tras describir las desigualdades que se van incrementando en el país con la crisis y la pandemia. Admitió también que el país puede producir alimentos para 400 millones de personas, pero que «los precios para el consumo interno no paran de subir».

En este contexto, La Palabra consultó al padre León Nisoria, de la parroquia Nuestra Señora de Luján de Villa España, quien opinó al respecto: «Es importante dignificar la vida del hombre y el trabajo es una de las mejores herramientas que podemos darle a las futuras generaciones….»

«Tristemente nos hemos acostumbrado a que todo se nos de, y eso nos lleva siempre a depender de los demás y generar muchas veces una postura de comodidad y de exigencia, a que es obligación dar, dar y dar….sin el menor esfuerzo… Muchos jóvenes salen valientemente a buscar el sustento para vivir y para poder estudiar, mientras otra parte de la sociedad prefiere otra cosa, sin darnos cuenta que vamos formando en el corazón humano antivalores que no nos ayudan a crecer», expresó el sacerdote.

«El trabajo da dignidad, si no basta preguntarle a nuestros abuelos lo que significa trabajar, hacer su casa, llevar el alimento a sus hogares y tantas otras cosas», pidió luego Nisoría.

«Cuántos ancianos añoran volver a hacer algo para no depender de los demás. Hoy un jubilado gana 28.065 pesos y con eso debe vivir, pagar impuestos y comprar remedios. Pero hay planes que llegan a los  25.000 pesos también y esto nos habla de la poca valoración que tenemos para aquellos que fueron los artífices de nuestra patria».

Más tarde el padre «Quique» también consideró: «Es muy triste vivir así. Ves la pobreza en nuestra sociedad y nos vamos acostumbrando a estar así -y agregó-. Debemos hacer sentir a los jóvenes y adultos que es sano y bueno poder ganar con esfuerzo el pan para nuestras familias sabiendo que el trabajo nos regala la dignidad de sentirnos útiles. Que vale la pena estar bien….Sé que muchos hacen valer estos planes trabajando en comedores, limpiando lugares públicos y así tantas cosas que dan sentido a ese beneficio, pero también somos conscientes de la falta de compromiso de muchos otros», advirtió.

«Cada hogar debe ser una escuela de aprendizaje, donde a través del ejemplo podamos recuperar la dignidad y la alegría de sentirnos útiles. El respeto, el trabajo y la educación son las herramientas que cada familia debe implementar para poder crecer como sociedad. Si esto no está seguiremos haciendo agua por todos lados», opinó el titular de la parroquia de Luján.

Finalmente pidió: «Ojalá que este tiempo, tan duro, nos ayude a poder tener una mirada distinta frente a la vida y así poder lograr un futuro mejor».

Preocupación

Monseñor Lugones dijo que «el Covid afectó a todos en lo sanitario, lo familiar, lo económico y lo social, pero ha sido más virulento en la población más vulnerable, aun recibiendo ayudas especiales que no fueron suficientes. Se trata de una calamidad que golpea a la sociedad ya castigada por el hambre, la desocupación y la pobreza».

Por último rescató: «la pandemia puso al desnudo grandes inequidades y desigualdades, y quienes más sufren las consecuencias son los descartados del sistema».

La tradicional Semana Social 2021 tiene como lema «Soñemos con una humanidad nueva» y su intención es abordar las temáticas más urgentes. Los temas que se tratan este año son la alimentación, la conexión de internet como derecho, la reactivación económica, la desigualdad en la aplicación de las vacunas  y la fraternidad social.

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