«En el país tenemos una crisis odontológica de 20 años que se intensificó con la pandemia. Los odontólogos hace años que corremos detrás de la inflación y nos cuesta muchísimo equiparnos como corresponde, porque la mayor parte de los insumos que utilizamos son importados y los que no, igual los pagamos muy caros, te los cobran igual a precio dólar. El problema es que con la crisis que produjo la pandemia y el costo que tenemos en protegernos podemos decir que ya ni nos conviene trabajar con prepagas ni con obras sociales, porque lo hacemos a pérdida», reclamó la doctora María Ruth Agnoli, destacada profesional de la zona.

«Es imperioso que nuestro sector pueda sentarse a negociar los contratos, porque de otra forma hay muchas personas que están quedando afuera del servicio. Muchos profesionales renunciaron y otros damos turnos a largo plazo. Es terrible la situación que estamos afrontando y, lo que es peor, hay muchos damnificados», indicó Agnoli, quien consideró también la necesidad de que la odontología sea considerada una actividad de «alto riesgo», de una buena vez.

Agnoli realizó recientemente en la plataforma de You Tube de la Federación Odontológica de la Provincia de Buenos Aires la descripción de una realidad que no todos conocemos. La avezada profesional es egresada de la Universidad de La Plata, pero luego se terminó de formar en otros lugares del mundo. Hizo un Magister en Políticas y Gestión de Salud en Bologna y en Madrid. Es auditora en el Instituto Nacional de Servicios de Epidemiología de la nación y organizadora de cursos y seminarios.

«Es necesario mirar por afuera del consultorio para saber porqué esta todo como está», indicó la profesional, quien describió: «Con la pandemia el gasto para comprar el equipamiento de todo lo que exige el protocolo es altísimo. Una caja de barbijos, por ejemplo, desde el comienzo del COVID 19, sale cuatro o cinco veces más. El camisolín, la cofia, las botas, y todo lo que tenemos que utilizar aumentó muchísimo. Además, el lucro cesante también es alto, ya que ahora debemos atender un paciente cada 50 minutos o una hora cuando antes lo hacíamos cada 20 minutos. Con esto hoy no podemos atender a más de 8 pacientes a diario. No se puede amontonar gente en la sala espera y muchos otros factores que tenemos que tener en cuenta. Nuestra situación es muy compleja», precisó la odontóloga.

Agnoli recordó la trancisión que sufrieron los profesionales inmediatamente después de comenzar el aislamiento. «Al principio nadie sabía qué hacer y cerramos todo. Con el paso de los meses el Ministerio autorizó el protocolo para las urgencias y después para el resto de las prácticas, en el mes de septiembre y octubre. Lo que pasó es que no se actualizaron los valores y el incremento de los insumos fue increíble. Una obra social, por ejemplo, paga 700 pesos; la mejor de todas. Pero uno los cobra a los 60 o 90 días, con suerte, por medio de la Federación o el Círculo que lo agrupe. A eso hay que descontarles los gastos administrativos y los impuestos. Todos porcentajes que se debitan de la facturación. En síntesis, cobramos unos 300 pesos en mano aproximadamente por cada atención, lo que es muy poco», reconoció la profesional, quien admitió que IOMA fue la primera en descomprimir la situación y sentó un precedente para el pago de un Módulo COVID que permite arrimarse un poco más a la inversión necesaria, no por eso «suficiente», ya que cualquier modificación del dólar cambia el contexto.

Agnoli estimó que el gasto aproximado en cada consulta es de 1500 pesos. «Y aquí no se están teniendo en cuenta un montón de factores más que inciden en nuestra tarea como el contacto permanente con la boca del paciente, donde esta la máxima carga viral», por lo que insistió en «el riesgo que implica la tarea del odontólogo, en esta o cualquier coyuntura que el Estado no está teniendo en cuenta».

Como consecuencia de esta compleja situación, desde el año pasado el sistema público de atención odontológico se vio desbordado tras la renuncia de muchos profesionales a las obras sociales y prepagas por considerarlas «no rentables».

«Es sumamente necesario sentarse a renegociar los contratos. Es urgente para la población y por el bien de nuestra profesión. Sentimos que hoy está todo frenado, pero es imperioso debatir. De más esta decir que hace tiempo que lo venimos pidiendo, porque, como dije antes, es un conflicto que se agudizó con la pandemia, pero viene de mucho tiempo atrás,» explicó Agnoli ,quien cuestionó el papel de las prepagas. «Son peores que las obras sociales; Swiss Medical, Osde, son muy conflictivas. Tenemos que encontrar una solución lo antes posible. Porque no puede ser que un afiliado tenga que esperar uno o dos meses en atenderse o hacerlo en forma particular obligatoriamente. Pero con los montos que nos están pagando si no atendemos pacientes particulares no sobrevivimos, y es muy triste tener que decirle que no a alguien que necesita una consulta».

Etiquetas

Hacé tu comentario

Por si acaso, tu email no se mostrará ;)