La medida podría implicar un agravamiento de la atención y la cobertura médica en las prestaciones de las obras sociales.

La iniciativa se efectivizó por medio de la sustitución del Sistema Único de Reintegros (SUR) a cambio del Surge (Sistema Único de Reintegros por Gestión de Enfermedades), con la excusa de una digitalización y dinamización del proceso. Sin embargo, se conocieron los resultaos y hubo importantes recortes que perjudicarán a los usuarios de medicina prepaga.

Los informes indican que el crecimiento de los medicamentos de alto costo son un factor de desfinanciamiento y quebranto de las obras sociales, ya que según aseguran fuentes del sector mientras estos representaban antes el 10% del gasto de las obras sociales, este asciende alrededor del 30-40% de las mismas.

Recordemos que actualmente la Superintendencia de Salud dispone del Fondo Solidario de Redistribución que se financia con el 17% de los aportes a las obras sociales, con el fin de compensar las asimetrías del sistema. Este asciende a un presupuesto de $20.000 millones, de los cuales el 30% va destinado a este programa para hacer frente a los tratamientos más costosos por medio de reintegros a las obras sociales.

Entre las enfermedades que quedaron descolgadas de la cobertura se destacan cáncer de ovario, hepatitis B, cáncer gastrointestinal, leucemia de células vellosas, leucemia linfática crónica, linfoma de células del manto y linfoma no Hodgkin folicular.

Vale decir que desde el gobierno expresaron que el recorte no afecta a las “patologías más prevalentes” y que las enfermedades eliminadas del sistema tenían una “muy baja tasa de utilización”, aunque de ser así esto tampoco explicaría el motivo del recorte. Por otro lado, es necesario aclarar que para las obras sociales se trata de un soporte vital debido a las asimetrías en la cantidad de aportantes y al costo excesivo de determinados tratamientos de alta complejidad o medicación, los cuales a su vez son totalmente inaccesibles para las familias trabajadoras y los pacientes.

El sistema de reintegros del Estado a las obras sociales es totalmente deficitario, siendo uno de los motivos recurrentes de choque y negociaciones, ya que supone el desembolso de fondos millonarios que las entidades sindicales precisan para subsistir.

Hoy, las obras sociales deben hacer frente a la cobertura de las prestaciones, exista o no reintegro del Estado, lo que es motivo de conflictos entre los afiliados y las empresas por la reticencia a cubrir tratamientos demasiado costosos, algo que seguramente se agravará con esta nueva medida.

Mientras tanto, las obras sociales denuncian que el sistema ya funciona de forma deficitaria, realizando reintegros parciales y totalmente desvalorizados por la inflación.

El nuevo sistema también demanda de la presentación de mayor documentación de soporte que fundamente los reintegros de la cobertura subsistente, haciendo más restrictivo el acceso a los tratamientos.

Aunque aún no está operativo, el SURGE implementará una plataforma de gestión digital que, se supone, hará más expeditivos los procesos. Además, implicará un cambio de paradigma: los reintegros se centrarán en las enfermedades propiamente dichas, y no en una lista de medicamentos para tratarlas.

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