«Fue una bomba para todos. Fueron muchos los que tuvieron que cerrar sus puertas en forma definitiva, porque si no eras propietario no podías mantenerte», indicó el propietario de un salón de fiestas ubicado en de El Pato, que prefirió mantenerse en el anonimato.

Durante el verano volvieron a trabajar bajo un estricto protocolo, con el que no todos estaban de acuerdo, lo que ocasionó que muchos clientes decidieran dar de baja los eventos que estaban previstos y exigieran las reservas, provocando situaciones desiguales en todos los negocios.

Otros optaron por esperar pero … hasta cuándo. «El problema es que son muchas las familias que dependen de este tipo de trabajo eventual, mozos, catering, cocineros, dj´s, ambientadores, fotógrafos, modistas, no es solo el propietario del salón. Todos quedamos a la deriva y la mayoría se tuvo que dedicar a otra cosa», indicó una empleada de Los Olivares, terriblemente consternada por la situación.

Con la ayuda de la Cámara de Comercio Oeste de Berazategui  lograron unirse para trasladar la inquietud de los salones y los peloteros radicados en el distrito al municipio, que les abrió la posibilidad de trabajar a la altura del resto de los locales gastronómicos, con un aforo máximo. El mismo determina que deberán trabajar con el 70 por ciento de los invitados o con un máximo de 100 personas.

«Muchos tenían planificadas fiestas con familiares y amigos y es una cuestión muy difícil tener que reducir eso. Por otro lado, no se puede bailar, lo que para la mayoría es fundamental. Pueden bailar distanciados y en lugares no comunes. El horario es otra cuestión, hasta las 3 de la madrugada, lo que no a todos los convence. Todas estas medidas hacen que la gente se niegue a aceptar dichas condiciones y lo suspenda o lo difiera a la espera de un mejor momento. El problema es que es todo incertidumbre», manifestó la dueña de otro salón.

«No se puede planificar de la noche a la mañana, por eso ya estamos trabajando, tratando de ver si más cerca del verano tenemos una mejor situación. Pero si no nos dicen cuándo, tampoco podemos hacer mucho. La gente descree y tiene razón», manifestaron argumentando que «lo que logremos en este tiempo es solo para pagar algunas deudas impagas y no pensar en cerrar en forma definitiva».

«Vemos que abrieron gimnasios, bares, hay muchos rubros que van teniendo su apertura, pero los salones quedamos rezagados», reconoció otra propietaria.

Hoy los eventos al aire libre no tienen límite y se espera que en los próximos meses puedan lograr avanzar en las conversaciones. «Somos alrededor de 4.000 las personas en el distrito que dependemos de esta actividad, por eso la urgencia por esperar algunas definiciones», precisaron.

Otro de los  problemas del rubro es la gran cantidad de empleados no registrados que presenta teniendo en cuenta su situación de «eventual», donde hay muchos trabajadores «golondrinas» o «temporales» que no tienen un puesto fijo.

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