En condiciones normales el cuerpo humano controla su temperatura y cuando sube produce sudoración como método para termorregularse. Lo que ocurre con un golpe de calor es que los mecanismos del cuerpo no funcionan correctamente y éste es incapaz de restablecer su temperatura normal. Tengamos en cuenta que es posible identificar estas situaciones por los siguientes síntomas: dolor de cabeza, piel seca y caliente, ausencia de sudor, sed intensa, respiración rápida y sensación de falta de aire, taquicardia y pulso rápido, mareos y confusión, convulsiones e incluso pérdida de conocimiento, nauseas y vómitos.
Generalmente el golpe de calor se da cuando la persona está expuesta a altas temperaturas o se realizan actividades que requieren mucha energía en un ambiente con mucho calor.
Para evitarlo, los profesionales de la salud recomiendan consumir mucho líquido -como mínimo 2 litros-, en especial agua fresca y de fuente confiable durante todo el día, aun si no se tiene sed. Otro consejo es comer liviano, preferentemente frutas y verduras. También se recomienda la reducción de la exigencia en la actividad física acostumbrada y usar ropa ligera, holgada, de colores claros. De ser posible llevar sombrero y anteojos oscuros. También se aconseja evitar el consumo de infusiones calientes, bebidas alcohólicas y aquellas con mucha azúcar.
En relación a los niños menores de 6 meses, es conveniente que la madre ofrezca el pecho con más frecuencia que la habitual. Para los niños mayores de 6 años, el consejo es ofrecerles bebidas en forma constante aunque no la pidan, con el objetivo de evitar la deshidratación.
Ante la aparición de los síntomas mencionados arriba, el objetivo prioritario es intentar bajar la temperatura corporal a 37º y para ello es necesario: trasladar al afectado a la sombra, a un lugar fresco y tranquilo, y hacer que mantenga la cabeza un poco alta. Intentar refrescarlo mojándole la ropa, aplicarle hielo en la cabeza, darle de beber agua fresca o un poco salada, y si con todo esto no alcanza, solicitar ayuda médica.
Otra de las recomendaciones es no consumir medicamentos antifebriles. El golpe de calor se produce por la pérdida de agua y sales esenciales que el cuerpo humano necesita para su buen funcionamiento. Vale remarcar que se sugiere que tanto niños como adultos mayores eviten exponerse al sol, especialmente entre las 10 y las 16 horas.
Con los animales sucede lo mismo, y es preciso que tengan abundante agua limpia, lugares con sombra al alcance durante el día, y baños regulares para refrescarse.
El problema es que en muchos lugares el uso indiscriminado de los aires acondicionados y los ventiladores o refrigeradores hace que la red eléctrica colapse -debido al insuficiente mantenimiento- lo que provoca que en muchos sectores no haya luz y tampoco agua. Estas situaciones se viven al límite y aparecen cuando menos uno se imagina. Por eso es indispensable tener a la mano, aunque sea, agua fresca para hidratarse.
Según especialistas, en estas fechas se incrementan los casos de internaciones por enfermedades que se relacionan con el calor intenso, por ejemplo, en los niños o ancianos problemas gastrointestinales llegando a ser agudos y muy peligrosos para su salud.
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