Cada vez son más las investigaciones que sugieren que el consumo de alcohol en la adolescencia puede tener efectos significativos en la función cerebral. Por ese motivo es cada vez más preocupante. Especialistas confirman que se ha profundizado la ingesta y advierten: “comienzan cada vez más chicos y consumen bebidas con mayor graduación”.
En los grupos de Alcóholicos Anónimos locales conviven personas de todas las edades y desde hace un tiempo es notorio el incremento de jóvenes, no solo aquí sino también en los consultorios médicos cuando acuden con dolencias producto de estas ingestas desmedidas.
“Desde los 13 años ya toman bebidas de alta graduación alcohólica, sobretodo en las previas por eso luego de un tiempo aparecen las pancreatitis, la hepatitis crónica y la cirrosis en forma muy prematura. Cada vez es más baja la edad de inicio y aunque el fenómeno no es nuevo, esta tendencia preocupa y alerta de manera creciente a los especialistas” indican los informes. Las “previas” (esas reuniones que se hacen antes de las salidas nocturnas) son la base del problema. Como en los bailables la bebida es cara consumen en los hogares o en las calles gran cantidad de alcohol a menor precio, aquí prevalece la incapacidad de los padres para poner límites, todas situaciones que se naturalizaron.
Médicos y psicólogos coinciden en advertir que el alcohol se ha vuelto una forma de generar grupos de pertenencia, mientras los padres no hacen más que resignarse y sentirse impotentes ante estas situaciones. Al parecer el consumo de este tipo de bebidas convive con el auge de las apuestas on line y las tecnoadicciones. Sobre estos males los expertos sostienen que ya no hay diferencias entre los sexos ni las clases sociales, salvo el precio de las bebidas que compran, según el nivel socioeconomico.
El promedio del debut de borracheras “comienza a los 13” dicen los especialistas. “Físicamente no están en condiciones de recibir tanto alcohol y es lo que en medicina llamamos ‘consumo excesivo episódico’, o sea un ‘atracón’ de alcohol”.
Silvia Cabrerizo, pediatra toxicóloga del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y secretaria del Grupo de trabajo de Adicciones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), refuerza con que hace unas décadas las cirrosis se veían en gente de más de 60 años “y hoy, a los 20 esto está pasando: hígados muy dañados. Hay casos de intoxicación aguda, depresión sensorial, coma alcohólico, episodios de blackout en los que quedan vulnerables y no saben qué pasó. Lo vemos todos los fines de semana en las guardias de los hospitales”.
Consultados los jóvenes que participan de esas famosas “previas”, lo que circula es “gin, vodka, ron y fernet” indicó Débora de 15 años, que no suele ir a bailar pero si asiste a las reuniones que organizan sus amigos. “Cada vez se toma menos cerveza, piden otras bebidas más fuertes. Quizas quedó para gente de más edad mientras los más chicos tienen su propia lista de bebidas, sin embargo el hígado, hasta alrededor de los 20 años, no puede procesar tanto alcohol masivo.
Por otro lado, los médicos admiten que hay una gran cantidad de jóvenes que no llegan a los 18 años y están en lista de espera para un trasplante hepático.
La Fundación Padres viene trabajando con el alcoholismo entre niños y adolescentes desde hace unas dos décadas. “El problema se profundizó y se naturalizó –dice María Pía del Castillo, psicopedagoga y directora de la entidad–. La ludopatía digital desplazó la atención del consumo de alcohol, pero es muy complejo lo que se vive. Estamos atravesando un momento de salud mental delicado en esas edades que encuentran una vía de escape en estas adicciones. Hay muchos daños asociados”.
Para muchos profesionales la idea de “coquetear con el alcohol y querer ser parte es el inicio el problema porque si para pertenecer tienen que tomar, lo hacen sin restricciones y a veces en las mismas casas admiten que sea así”. Otro caso testigo son las escuelas que asumen que hay muchos adolescentes que llegan “borrachos” a las clases y que por no “hacer abandono de persona” es poco lo que se puede hacer”.
AA no hace estadísticas pero sí dan cuenta que la situación es cada vez más dramática.
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