Estudio como médico cirujano en la Universidad Nacional de La Plata, de donde egresó en 1978. Antes había transitado el secundario en el Instituto Manuel Belgrano.
Nació el 17 de enero de 1952 y solía frecuentar Buena Yunta (en realidad era como su segunda casa). Adoraba las caminatas en su querida Plaza General San Martín y era una persona a la que todo el mundo respetaba y quería. Estaba casado desde hacía 37 años con Graciela Fabri, con quien compartía su pasión por el 2×4. «Los que lo conocieron saben que se ganó la gloria por su profesionalismo al servicio de los demás, su bondad y su calidad humana. El tenía todas las virtudes que puede tener un excelente ser humano», expresó su esposa desde el dolor más profundo.
En los últimos días, el COVID 19, esta maldita enfermedad que ya tomó el destino de muchos, decidió llevárselo, dejando sin consuelo a tantos que disfrutaban de su presencia llena de sabiduría y amor a la vida.
Luchó todos los días, desde el comienzo de la pandemia, desde su lugar de trabajo, tratando de salvar la mayor cantidad de vidas, de forma incansable. Sus compañeros de trabajo recuerdan su eterna sonrisa y su andar plácido que invitaba a bajar un cambio y pensar las cosas de otra manera, para lograr un mejor resultado.
En sus ratos libres adoraba la milonga y solía armar encuentros con su compañera de vida, cantante de tangos de relevancia nacional e internacional. Yasmin Corti, su hija, es bailarina y coreógrafa del staff de Carmen Barbieri y otros famosos de actualidad.
La partida de Horacio repercutió de inmediato en las redes sociales y comenzó a sumar cientos de mensajes de apoyo a su familia. Todos resaltaron su bondad y enorme generosidad. «Muy querido, siempre tan bueno y correcto» expresó Soledad Reñones, profesora del área de tango de Buena Yunta. Sergio Barrera, Mario Marín y Liliana Hernández, entre otros artistas de la zona, enviaron sus condolencias. También muchísimos galenos que compartieron con él horas de consultorio y quirófano.
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