Mientras algunos se dieron por vencidos y pusieron en venta las unidades, otros se aferran a lo último de esperanza que les queda para retomar la actividad en marzo próximo.
Cristian Tacconi, propietario de uno de los casi cien micros escolares que estaban en actividad en Berazategui antes de la pandemia, contó que «el rubro nuestro es, quizá, el más golpeado, sobre todo porque no hay un horizonte donde mirar esperando que se reactive todo. Fue un año muy difícil en el que nos quedamos parados, con cero ingresos y con muchos gastos», explicó. En ese sentido indicó que «muchos compañeros que tenían este trabajo como una changuita decidieron jubilarse definitivamente, otros choferes se reconvirtieron y buscaron trabajar en otras actividades… somos pocos los que quedamos y hoy, con suerte, están trabajando 8 o 10 micros» que se han adaptado para transportar trabajadores que no pueden viajar en el transporte público, por ejemplo.
Uno de los grandes problemas que atraviesa el rubro es que los micros llevan parados diez meses, con todo lo que ello implica: «Las unidades tienen que moverse, porque si no se deterioran muchísimo. Por ejemplo, las baterías a esta altura ya no sirven más, los neumáticos se deforman por completo, es otro problema que se suma a los que ya veníamos teniendo. A eso sumale el que alquila un lugar para guardar el micro, los gastos de patente y seguro, etc., es mucho”. Ante esta situación, muchos optaron por poner en venta sus micros. «Hay gente que definitivamente bajó los brazos porque no se sabe cuándo podrán volver a trabajar, por eso venden los micros. Hoy te metés en las plataformas digitales de compra-venta y hay muchísimos colectivos ofrecidos, es muy triste».
Efectivamente, en sitios como MercadoLibre o MarketPlace de Facebook se ofrecen micros escolares con precios que oscilan entre los $300.000 y los $820.000 los más económicos, y hasta cinco millones de pesos por un modelo 2020. Gustavo Solís solía trabajar como chofer de micro escolar y hoy es uno de esos propietarios que ya decidió poner en venta el ómnibus para cambiar de rubro: «Me fui a manejar un remis porque no sabía cuándo podría volver a trabajar con las escuelas, está todo muy en el aire, no se sabe cuándo volverán las clases presenciales ni tampoco si los padres querrán que sus hijos viajen en un micro escolar», explicó. Sobre este punto también se refirió Tacconi, quien explicó que meses atrás presentaron un protocolo para poder retomar la actividad: «El protocolo cumple con todas las medidas, no hay problemas con eso. La cuestión es, en caso de que en marzo podamos volver a trabajar, cuántos chicos podremos transportar, ya que nuestros ingresos se rigen también por ese número».
Otra de las cuestiones ha sido la asistencia del Estado. En algunos casos los transportistas recibieron bolsones de alimentos y alguna ayuda económica que fue, cuanto menos, insuficiente. Sin embargo, aseguran, «ninguna ayuda es eterna, fueron dos o tres meses de asistencia para una actividad que lleva diez meses parada. Es imposible sobrevivir, excepto para los que puedan tener un respaldo; el resto no pudimos», se lamentó Solís.
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