Ante la falta de un trabajo estable las personas intentan rebuscársela como sea. Una salida viable (y que muchos eligen) es vender en la calle sin necesidad de poseer un local especifico. Así se puede comercializr ropa, música, artículos artesanales, libros, películas, etc., en la vía pública.
Esta manera de negociar puede tener éxito a pesar de su carácter de informalidad, ya que el consumidor tiene la posibilidad de acceder a bajos precios y a distintos productos.
Nos acercamos a charlar con algunos de los vendedores callejeros en el centro de Berazategui.
Rosa comentó al respecto: «Hace un año que estoy con el puesto acá, empecé a raíz de la pandemia. Durante el día se venden diez o quince plantitas. Igual si se llegan a vender cinco sirven porque soy jubilada y necesito mantenerme».
Silvia, que vende sahumerios, expresó: «Hace varios años que estoy acá y la venta varía, a veces un poco más, otras un poco menos, pero te alcanza para vivir. Cuando decidí empezar a trabajar en esto lo hice por un combo de cosas: falta de trabajo, necesidad de progreso e independencia personal».
Susana, que vende anillos y otros artículos similares, señaló: «Hace algunos años que estoy y la verdad que se vende aceptablemente, dentro de todo. Lo que me impulsó a estar acá es básicamente la falta de trabajo».
Por su parte, Silvia, que sostenía a su hija en brazos, afirmó: «Hace siete años que vendo aceite de cannabis. Igual antes estaba en otro lado, hace poco que estoy acá. La verdad que la venta es cambiante. Y con respecto a porqué hago esto, es por no poder conseguir un empleo formal».
Por último, una señora que vende abrigos para bebes, sostuvo: «Aún no se está vendiendo tanto porque todavía no arrancó la temporada. Ahora cuando empiece a ser más frío la gente se va a acercar más. Hace unos veinte años que comencé acá y lo hice porque en ese momento no encontraba trabajo».
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