Utilizado desde hace cientos de años pero prácticamente desconocido en esta región, hoy muy pocos argentinos lo practican, aunque tiene inmensos beneficios.
En Quilmes hace cinco años nació Verdeagua, fundado por Sebastián Padín, licenciado en Sistemas, un joven convencido de que el uso de esta técnica combinándola con las nuevas tecnologías es el futuro de nuestra producción alimenticia. Pero además hay un grupo interdisciplinario que trabaja en forma conjunta como la ingeniera agrónoma Florencia Burgardt, la comunicadora Daniela Acosta, el ingeniero industrial Gustavo Giarrusso y el ambientalista Nicolás Moreira.
Concretamente, la hidroponia es una técnica de cultivo donde se utiliza poco agua, evitando contaminar los suelos. Es más, en una de las siete maravillas del mundo, los Jardines de Babilonia, este sistema ya se aplicaba con éxito. Según los historiadores, incluso Marco Polo hablaba de los jardines flotantes utilizados por los chinos para cultivar plantas en la superficie del agua.
Más cercano en el tiempo está el modelo holandés que revolucionó la agricultura, siendo un país pequeño exporta más alimentos que España y Francia. Con métodos sostenibles, es el segundo productor más importante de Europa y tuvo record de exportaciones en los últimos años.
Básicamente la hidroponia es una técnica de cultivo que no requiere tierra y se basa en nutrir a las plantas a través del agua con el uso de sales minerales que se disuelven en ella. Lo importante es que existen diferentes técnicas que se aplican tanto en sistemas urbanos pequeños como en sistemas productivos de gran producción de alimentos. Esto permite producir 10 veces más porque tiene el doble de velocidad de crecimiento, mejorar la calidad nutricional, utiliza un 90 por ciento menos de agua y tiene menos desperdicios. Incluso, este tipo de producción no necesita demasiados fertilizantes ni insecticidas. Y como se puede hacer en espacios más pequeños es posible hacerlo más cerca de las ciudades, lo que acercaría el alimento a las poblaciones, reduciendo al mínimo el transporte.
Los kits que entrega esta empresa incluyen todo lo necesario para que cada uno pueda cosechar su propio alimento. Hay un receptáculo de agua donde se introducen solo una vez por semana los nutrientes y el sistema de riego automatizado que se encarga de regar las plantas que crecen en pocos días. Por ejemplo, en tres metros por uno se pueden sembrar 200 plantas, rotándolas, y permite tener alimentos frescos todo el año.
Se pueden tener aromáticas, espinaca, acelga, rúcula, apio, lechugas, tomates y otras especies.
Verdeagua Hidroponia está ubicado en Quilmes y es muy fácil encontrarlos en las redes.
«Comencé hace unos años, yo vivía en un departamento y quería hacer mis propios cultivos. Fue ahí que empecé a investigar sobre hidroponia y me fascinó. Comenzó como hobby y después arrancamos con el emprendimiento. Hoy somos los únicos que comercializamos los perfiles de NFT necesarios para este tipo de plantaciones», indicó Padín y agregó: «En Verdeagua tenemos tres líneas de trabajo: la educativa, el segmento familiar y la línea productiva.
Los perfiles de NFT son rectangulares, de base cóncava, de color blanco en el exterior para querefracte el sol y oscuro por dentro para que no se caliente el caño.
«El único problema es el costo inicial, pero después hay verdura fresca todo el año que permite llevar verdura al plato de la gente fácilmente. Ya hay producciones en Zárate, Pilar y La Plata, por ejemplo, y está creciendo mucho en todo el país. Esto ayuda al medio ambiente, y finalmente termina siendo más económico que otras formas de obtener verduras», concluyó Padín.
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