La Palabra dialogó con la cantautora Lucía Ceresani, quien aceptó que «la pandemia golpeó fuerte al rubro artístico. Nos afectó muchísimo, más que a cualquier otro. Ahora, después de tantos meses, muchos encontraron la manera de reinventarse y otros están en camino, están buscando la manera de llegar al público, pero aún hoy resulta muy difícil», indicó.
«Los primeros meses fueron duros, había mucha incertidumbre y nadie sabía muy bien cómo eran las cosas. Después muchos comenzaron a buscar la forma de comunicarse por medio de las redes sociales. Comenzaron a hacerse intercambios y sentimos que no estábamos solos. Yo hice transmisiones con algunos temas en forma digital, recibí mensajes muy lindos, pero aún no programamos ningún concierto porque es todo muy nuevo, las conexiones a veces no funcionan bien, se cortan, colapsan, y tampoco nosotros estamos adaptados a la nueva modalidad», afirmó la intérprete que este año cumple 25 años con la música y preparaba un disco a propósito de este acontecimiento.
«Lo estábamos preparando cuando llegó el aislamiento y tuvimos que suspenderlo. Ahora de a poco comenzamos a trabajar con lo que nos quedaba. Aún no tiene nombre el disco, habrá muchas sorpresas, con artistas invitados. Queremos celebrar 25 años en la música, para esto tomamos como punto de partida el primer concurso de gané en City Bell y que me abrió las puertas a las notas periodísticas, a las radios y las presentaciones, aunque -reconoce la artista- hacía rato que cantaba». En este trabajo estará acompañada, como siempre, por su hermano Javier, que aporta su voz y es la segunda guitarra.
Confesó que en todos estos meses, como es natural, «hubo altibajos», pero que como dato importante, «este tiempo la acercó nuevamente a la guitarra. «Logré una reconexión que no tenía desde hacía mucho tiempo, como cuando era una niña. Me reencontré con ese instrumento que amo, había más tiempo incluso para encontrar o componer nuevas canciones. Uno fue buscándole la vuelta a la pandemia a través del arte».
Contó también que por primera vez incursionó en la cocina, un espacio que le dio muchas satisfacciones en el último tiempo. «Tengo el caso de mi mamá, Tita, que pintó más de 100 obras con su amiga bailarina Liliana Loran; ella hacía poesías y mamá las ilustraba o viceversa. Fue una forma de vincularse, gracias al arte, la manera que encontraron para salir del encierro dos personas de riesgo».
Los primeros meses de cuarentena compuso un Triunfo para concientizar sobre la necesidad de cuidarse. «Encontré esta forma que luego se viralizó, es un ritmo tradicional folklórico que habla de las batallas, esos combates que se libraron en nuestro territorio y que tenemos que librar con este virus desconocido».
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