Según lo anunciado por el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, y confirmado por el Ministerio de Salud, la provincia podrá importar medicamentos de la India sin la autorización de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). La medida fue recibida con resistencia por parte de los laboratorios nacionales, preocupados por la pérdida de control sobre el mercado y la seguridad de los productos. Andrea Berardi, farmacéutica de una farmacia ubicada en Berazategui (calle 24 y 141), aportó a este periódico su análisis sobre las repercusiones de esta medida, enfatizando las problemáticas actuales del sistema de comercialización de medicamentos en el país.
El anuncio generó un fuerte revuelo en el sector sanitario. Según Sturzenegger, esta medida «revolucionará el mercado de medicamentos de Argentina», ya que permitirá a la provincia adquirir medicamentos a precios significativamente más bajos, en particular de India, que es un importante productor de medicamentos genéricos. Sin embargo, los laboratorios nacionales rechazaron la medida, argumentando que podría poner en riesgo la seguridad de los pacientes al comercializar medicamentos sin la rigurosa regulación del ANMAT.
Berardi, titular de la farmacia mencionada anteriormente, que lleva más de tres generaciones de historia, aportó una visión crítica sobre el tema. “La importancia de la industria está en la mejora de los procedimientos, la biodisponibilidad del medicamento, la seguridad, la eficiencia y la eficacia del mismo para darle medicina y curación al paciente”, inició. «La industria farmacéutica ha jugado un papel crucial en prolongar la vida y mejorar la calidad de vida de las personas, pero también se creó una cadena de comercialización perversa que eleva los precios de manera injustificada», señaló.
La farmacéutica manifestó que existe una «cadena de comercialización perversa», donde grandes corporaciones, proveedores de salud y algunos médicos están involucrados en ello. «Hay intereses económicos muy grandes en juego. Estamos hablando de industrias millonarias que controlan el mercado, y muchas veces los médicos y proveedores de medicamentos forman parte de ese círculo que, en lugar de beneficiar a los pacientes, los perjudica», sostuvo.
La misma, destacó cómo los precios de los medicamentos han afectado gravemente a la población, mencionando que muchos pacientes ya no pueden pagar por productos esenciales. «Un humilde Omeprazol puede llegar a costar, en una cajita, 30 mil pesos, cuando de repente se puede conseguir a mil pesos. ¿Cómo se le explica eso a un paciente?”, soltó.
A esto se suma la desconfianza de los pacientes hacia los medicamentos genéricos, muchas veces fomentada por la publicidad y los mismos médicos que recomiendan marcas específicas. «A veces, cuando les ofrecemos una opción más económica, los pacientes desconfían. La industria farmacéutica y los médicos han ensalzado ciertas marcas, haciendo que la gente crea que si no compra esos productos, no obtendrán la misma calidad o efectividad», comentó.
Con la apertura a la importación directa de medicamentos, Andrea cree que podría marcarse un punto de inflexión en el acceso a los remedios. Sin embargo, también advierte sobre los riesgos de caer en un consumo inadecuado. «La gente debe ser consciente de que no todo lo que se promociona como necesario lo es realmente. Hoy en día, se bombardea a los consumidores con la idea de que necesitan productos como colágeno o magnesio, cuando en muchos casos no son imprescindibles para todos», afirmó.
Para Berardi, el farmacéutico seguirá jugando un rol clave en guiar a los pacientes hacia un consumo responsable y en asegurar que accedan a medicamentos necesarios sin sobrecargar sus finanzas. «El farmacéutico tiene la responsabilidad de orientar al paciente. Aunque el sistema de salud y los precios de los medicamentos están cambiando, nosotros seguimos siendo el nexo entre el paciente y su tratamiento», explicó.
“Es hora de que despertemos y de que aceptemos este modelo que viene, porque no se puede ir en contra de la evolución. En el camino si van a caer algunas cabezas, el sistema de salud y de distribución van a tener que verse remodelados. Va a haber mucha presión para que no salgan estas resoluciones en el término que deberían, y mientras tanto la gente espera por tener un medicamento con seguridad y eficacia, para la mejora de sus tratamientos. Y no es necesario que sean extremadamente caros, sino que simplemente que lleven un protocolo que puede estar hecho en cualquier parte del mundo, donde afilen los números y puedan hacer una producción acorde a los valores de lo que necesita la humanidad ahora”, afirmó, y agregó: “Yo desde mi humilde lugar de trabajo, doy fe de que eso va a llegar y está llegando. Estos sistemas ya no van más, estos precios inflados tampoco”.
“Como se ve, varios se están volcando a productos a nivel de venta libre que no sean necesariamente recetados por un médico, pero si promocionados a través de las redes sociales. Se genera una necesidad en el público, de algo que quizá no lo necesita realmente. Por ejemplo, te insisten en que necesitas colágeno, y en todos los medios aparecen distintos tipos de colágeno, te insisten en que necesitas magnesio y pasa lo propio, lo que sí son minerales y sustancias importantes, pero a veces uno no los necesita en esa cantidad y sin control. Entonces, el rol del farmacéutico sigue siendo vital, pero es el consumidor el que debe frenar ese consumo inadecuado, porque si por un lado va a estar ahorrandose el dinero de una medicación de patología crónica (como puede ser algo para hipertensión o para mejorar el funcionamiento del riñón), de repente si no se da cuenta, va a seguir gastando plata en cosas que no necesita. Ahí el farmacéutico va a tener el rol fundamental de guiar al paciente para decirle que es lo que sí necesitaría y que es lo que no, y el médico por supuesto también, que es el principal ejecutor de una receta, debe ser consciente de que el sistema cambió y va a tener que cambiar en el camino, sino quedará afuera”, cerró.
La posible importación de medicamentos sin autorización del ANMAT en Mendoza abre un debate profundo sobre el futuro del mercado de la salud en Argentina. Mientras los laboratorios nacionales se oponen firmemente, otros actores del sector, como la farmacéutica Andrea Berardi, reconocen la necesidad de un cambio en un sistema que ha beneficiado a unos pocos a costa del bienestar de la mayoría.
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