La Ley de Etiquetado Frontal de Alimentos que no llegó a votarse en el Congreso advierte sobre la obligatoriedad de exponer a la vista los componentes de los alimentos, como azúcares, sodio o grasas saturadas con el objetivo de prevenir la «malnutrición de la población». Respecto a esto, muchos especialistas advirtieron que «se desaprovechó una gran oportunidad al no votar la Ley» y que «los funcionarios deberían priorizar la protección del derecho a la salud por sobre las diferencias políticas».
La Palabra consultó a la licenciada en nutrición, Luciana Masuelli, quien gentilmente opinó respecto a la Ley de Etiquetas, esta legislación para una alimentación saludable, que no tuvo Quórum en el Congreso. «La situación fue lamentable. De hecho está implementada en algunos países como Chile, Uruguay y México, entre otros, con grandes resultados y esperábamos poder lograr algo similar en nuestro país. El proyecto propone regular el etiquetado nutricional de alimentos procesados. Los sellos negros advierten si hay un exceso de grasas, sodio, azúcares o calorías y la presencia de edulcorantes para garantizar una lectura simple y clara de los consumidores».
La especialista explicó también que «en Argentina, donde más del 40% de los niños tienen sobrepeso por el alto consumo de alimentos procesados, sería de gran ayuda esta legislación para elegir fácilmente alimentos más sanos. Esta Ley regularía también las publicidades infantiles engañosas, ya que muchos productos dicen ser fuentes de calcio y de vitamina C, pero realmente no son alimentos para nada nutritivos. También regularía los entornos escolares, ya que los productos que se venden en los kioscos escolares no deberían tener sellos negros», reconoció Masuelli.
La nutricionista consideró que «la importancia de esta legislación radica prioritariamente en los hábitos que muchos han adquirido en tiempos de pandemia»
Comer en pandemia
Una de las preocupaciones más latentes en el ámbito sanitario- alimenticio fue de qué manera comimos los argentinos durante el tiempo de pandemia, donde muchas de nuestras costumbres se vieron forzosamente alteradas.
«La pandemia nos obligó a parar y estar más en casa compartiendo más tiempo con nuestra familia, pero por otro lado disminuyó considerablemente nuestra actividad física; las corridas para llegar al trabajo, a la escuela o la universidad ya no estaban. Crecieron las compras online en la comodidad de la casa y no podíamos ni salir a caminar a una plaza para cuidarnos del virus. Muchas personas aumentaron de peso en forma estrepitosa por la falta de movimiento, otras también vivieron situaciones de ansiedad y estrés que las llevaron a comer de más alimentos ricos en grasas. También muchos empezaron a cocinar más, ya que tenían más tiempo libre y se dedicaron a elaborar alimentos muy calóricos como facturas, tortas, budines…al principio de la pandemia nos sentimos como en unas vacaciones en las que nos dedicamos a relajarnos y comer más de todo lo que nos gusta», explicó la nutricionista, que admite que crecieron las consultas de gente que quiere volver a su «peso normal».
«Hoy recibo muchos consultantes que quieren mejorar hábitos que se instalaron en pandemia. Otros simplemente necesitan moverse más y volver de a poco a la normalidad. Pero lo que más se repite es el alto consumo de harinas refinadas blancas: fideos, arroz, alimentos que son carbograsas como facturas, tortas, empanadas de delivery, hamburguesas de comidas rápidas, y poco consumo de frutas y vegetales».
La especialista mencionó algunos tips para mejorar nuestra alimentación: «No dejar al azar y poder planificar un menú semanal. Eso ayuda mucho. Incluir vegetales que podamos tener disponibles, frizados y sanitizados en la heladera, listos para usar. También ir cambiando granos refinados por integrales como harina integral, arroz yamaní o integral, harina de centeno, quínoa, trigo burgol, trigo sarraceno y avena. También ir cambiando jugos y gaseosas por agua, y reducir lo más que se pueda el consumo de embutidos y fiambres».
El instagram de Luciana Masuelli es @nutricionlumasu, donde la nutricionista desarrolla diferentes temas de interés sumamente actuales y vigentes.
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