Según el dato de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), los costos de la ropa y calzados subieron un 63 %. Tras ese desproporcionado aumento, el Gobierno convocará a los referentes del sector para analizar el tema.
Hace algunas semanas el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, llevaron a cabo una reunión que tuvo como resultado el objetivo de que este 2022 el precio de la ropa vaya detrás de la inflación.
Los funcionarios coincidieron con el informe de la Fundación proteger, que agrupa a empresas textiles, sobre que las subas se explican por el «costo de la materia prima como el algodón y gastos de fletes». Por ese motivo, citarán a los referentes de la industria para lograr que, por un lado, se proteja al sector textil, y por otro el bolsillo de la población.
Al respecto, La Palabra dialogó con personal de algunas tiendas del rubro que brindaron su opinión. La encargada del local «La Tienda», Pamela, explicó: «Nosotros manejamos los precios que nos mandan de fábrica, no ponemos el precio de venta; es decir, si implementan una rebaja nosotros nos adaptamos».
En cuanto al hecho de reducir los precios, la comerciante opinó: «La realidad es que el costo de vida es tan caro, que gastar tanto en ropa para la gente termina siendo una locura. Lógicamente, depende de las prioridades que tenga cada uno» y agregó: «Las personas que visten de marca, saben que hay un incremento porque la materia prima es de exportación». De todos modos, aclaró que «está bien que haya un acuerdo de precios y que la gente pueda acceder a las prendas, reactivaría el consumo».
Por otro lado, Joel, que es encargado de la tienda de ropa «Agripino», coincidió: «No se vende como antes porque la gente no tiene la gente no tiene el mismo poder adquisitivo. Nosotros, en años anteriores, poníamos un precio que nos dejaba un margen de ganancia, ahora estamos colocando casi todos los valores muy ajustados para poder vender».
Asimismo, consideró: «Tiene que haber un acuerdo que permita que la gente pueda comprar, pero también que el negociante obtenga ganancias, porque si se rebaja todo y al dueño le suben las tarifas y demás impuestos, no sirve».
También desde este medio charlamos con los consumidores, quienes resaltaron que «la ropa está muy cara». Lidia, vecina del barrio Güemes, manifestó que en Berazategui comprar «una prenda es imposible» y señaló que: «Voy a otros distritos, por ejemplo Quilmes, y la ropa está dos o tres veces más barata».
Vanesa coincidió: «Te cobran una barbaridad por prendas de baja calidad, y vas a otros lugares y conseguís el mismo atuendo a un costo más reducido».
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