Lugareños de la calle 361 y 362 entre Avenida Este y 310 padecen la carencia de suministro y reclaman una solución.
Jorge Omar Martínez o «Pardo», como lo llaman sus conocidos, tiene 76 años, es paciente oncológico y vecino de la zona; explicó a La Palabra que la situación es «insostenible», ya que sólo por las noches cuenta con un «hilo fino de agua» que llega a la cisterna y le permite tener algo en el tanque, ocasión en la que aprovecha para abastecerse el resto del día, aunque aclaró que «es una miseria» y «debe racionalizarla en pocas cantidades para que alcance».
La semana pasada la zona estuvo siete días sin el servicio. «Una señora que tiene una pileta nos ayudó, repartió a los vecinos agua para los baños», dijo. Sin embargo, recalcó que hace dos años que el barrio subsiste con un hilo de agua».
En este contexto, armar la pelopincho y llenarla, refrescarse en una jornada calurosa, bañarse a diario, tener suministro para los baños, lavar los platos, baldear las veredas o regar las plantas, situaciones que son cotidianas para cualquier persona, para los vecinos de este sector de Ranelagh es un lujo. «Nos levantamos de buen humor para enfrentar la vida y, de repente, abrimos la canilla y no hay agua para lavarnos los dientes, las cacerolas, tenedores y vasos que están apilados. No podemos higienizarnos», contó el residente.
Además, esta situación dificulta la salud de todos los lugareños al no tener el suministro fundamental en plena segunda ola de coronavirus, pero aún más a Jorge, que pertenece a la población de riesgo. «La falta de agua me va a matar», expresó. Asimismo comentó que hay otros vecinos de la zona que sufren enfermedades oncológicas y no tienen suministro.
También señaló que se ve afectado en lo económico, ya que tiene que comprar una cantidad incalculable de agua mineral para poder beber.
Junto a otros residentes perjudicados presentaron la problemática en la Dirección de Servicios Sanitarios de la Municipalidad de Berazategui, se reunieron con funcionarios que fueron a verificar la dificultad, pero sin dar una respuesta. «Lo único que nos dijeron es que tengamos paciencia», manifestó Jorge. «Es una vergüenza, pasan los meses y seguimos igual», añadió.
Asimismo, indicó que en otras oportunidades los funcionarios les brindaron soluciones efímeras. «Una vez vino un camión que nos dio agua, pero fue por unas horas. Otro día le sacaron el suministro a un barrio aledaño para darnos a nosotros, pero a las 18 horas se cortó».
«Necesitamos tener agua todo el año. Se hicieron 15 pozos nuevos en lugares cercanos, pero no para nosotros. Cruzamos las vías y el agua abunda y nosotros ¿acaso no existimos?», cuestionó. En este marco, adelantó: «Una vecina está juntando firmas para presentárselas al intendente, esperamos que nos escuche y nos dé una solución».
«Estoy cansado de ir y venir de la Dirección de Servicios Sanitarios, de llamar a Atención al Vecino y que nadie reaccione. Pago todos mis impuestos para que la Municipalidad tenga recaudación. Lo único que les pido es un poco de agua», concluyó.
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