¿Cómo se piensa socialmente tal diversidad? ¿Suma o resta? Pues, la respuesta dependerá de la posición moral de las personas.
Me interesa detenerme en la diversidad de posibilidades que cada niño tiene, por ejemplo, en las aulas y en las escuelas. Con frecuencia las familias no recepcionan de la misma manera al compañero de su hijo que se destaca en la música o que suele ser simpático, encantador, que aquel otro niño que tiene el mismo derecho de aprender, pero, sin embargo pega o no habla, por tener otra condición. Entones, ¿de qué depende que la ecuación sea positiva o negativa? Esto dependerá del posicionamiento ético y moral de cada tutor. Todo niño nace delante de un espejo en el cual se refleja desde el momento de su nacimiento, ese espejo es su madre/padre/tutor, que a través de su conducta y de su discurso le enseñará, con el ejemplo, que podemos convivir con todos, sin necesidad de excluir a nadie. Para que esto sea así, en primer lugar, las familias deberán serán empáticas, poder comprender la realidad de cada niño, sus posibilidades, desarrollando una mirada focalizada en la posibilidad y NO en la imposibilidad. Deberán además romper con prejuicios y prototipos. Para esto debemos desarrollar un pensamiento crítico, que rompa con mandatos, con estructuras cerradas y rígidas y, sobre todo, con estereotipos. ¿Por qué no vemos en la tv personas con necesidades educativas especiales? Hago un esfuerzo en recordar y honestamente no viene a mi cabeza una novela, una publicidad, donde el o la protagonista sea un niño autista, un niño con Síndrome de Down, etc. Es así como lo distinto se reduce en rechazo, cuando se oculta aquello que no solo es parte de la vida misma, si no que además nos privan de poder aprender de todo lo que ese niño, esa niña, diferente pero igual, pueden brindar en su singularidad.
A diario, escucho “¿Qué niño cruel?”. Inmediatamente me pregunto en qué espejo él tiene la posibilidad de mirarse. Sociedad superficial si las hay… Apostemos a formar sujetos críticos, que puedan romper barreras, que derriben muros y posibiliten que todas puedan aprender, que todos puedan ser felices, exacerbando las posibilidades de los demás y ayudando, si es necesario, a disminuir las debilidades para que no actúen como obstáculos, porque en definitiva todas las personas son distintas en su vuelo, pero iguales en su derecho a volar.
¡Aprendamos a vivir en la diversidad!
¡Sumemos por infancias felices, sin etiquetas y rótulos limitantes!
Prof. Lic. María Julieta Amendolara
Psicopedagoga
Hacé tu comentario