«El coronavirus fue una cuestión muy angustiante sobre todo este año, porque tuvimos pacientes más jóvenes, mientras que el año pasado eran personas muy mayores o con muchas patologías. Si bien ambas situaciones son dolorosas, la familia del paciente está más preparada para despedir a alguien añoso que a una persona de menor edad», indicó Couto.

«Este año al hospital ingresaron una gran cantidad de personas entre 30 a 60 años. Eso se vio más a comienzo de año, cuando los jóvenes aún no habían recibido la vacuna. Actualmente hay una disminución de pacientes y eso fue posible gracias al plan de vacunación que se llevó a cabo en el país», agregó.

De todos modos remarcó que trabajar en la pandemia fue «muy duro». «Los familiares no podían ver a su ser querido, ni acercarse hasta nosotros, los informes los pasábamos por teléfono y tres o cuatro semanas después quizás teníamos que informarle que el paciente murió».

«Hemos llegado a tener en guardia 18 pacientes con respirador y trabajado muchas horas para poder revertir la situación en la persona y que se cure de una enfermedad tan cruda como el COVID», agregó.

En este sentido, destacó que en el Hospital Evita Pueblo «siempre hubo respiradores». «Estuvimos con el nosocomio al límite, pero siempre contamos con los materiales necesarios para hacer frente a la pandemia. Nunca faltaron respiradores, ni elementos para trabajar. Por suerte se ha hecho una inversión grande en beneficio a los pacientes», indicó.

Asimismo, el profesional contó que padeció el coronavirus en carne propia. «Estuve internado en el Hospital El Cruce y sé lo que vive un paciente en ese estado. Nunca estuve internado por nada y al haberme enfermado tuve miedo por mi familia y por mí, porque no sabía cómo iba a salir, es una enfermedad nueva de la que poco se conoce. Además, perdieron la vida compañeros y amigos por el COVID».

En este contexto, Marín indicó que los «trabajadores de la salud no son reconocidos como corresponde». «Hay personas que sin conocernos ven que somos médicos y nos aplauden, otros nos agreden por diversos temas, en el hospital tenemos muchos casos de familiares de pacientes que ingresan y se violentan contra los profesionales».

Por otro lado, el doctor resaltó el problema salarial. «Los sueldos están por debajo de la inflación y no somos valorados a nivel económico como deberíamos, y es una lucha constante». A pesar de estas problemáticas, Marín subrayó que si volviera a nacer «elegiría ser médico». «Desde niño que quería ser médico, cuando estaba en el secundario me incliné en un momento a la abogacía, pero luego regresé con la idea de dedicarme al ámbito de la salud y así lo hice, estudié en la Universidad de La Plata y fui el primer graduado universitario de mi familia», relató. También, marcó: «Desde el año 1999 trabajo en el hospital, estoy cómodo, a gusto y, además, cultivé muchos amigos. Asimismo, lo lindo de la profesión es tener la posibilidad de curar y salvarle la vida a alguien».

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