Ante esa decisión, el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria por 15 días en un intento por frenar las cesantías.
La decisión del Gobierno llegó luego de un pedido presentado por la Federación de Empleados de Comercio para evitar los despidos. La disposición de Trabajo obliga a ambas partes a poner la situación en suspenso.
Durante las próximas dos semanas el gremio deberá abstenerse de realizar cualquier medida de fuerza u otra acción directa. En tanto Garbarino deberá dejar sin efecto las desvinculaciones durante ese plazo.
El gremio advirtió que la actualidad de la cadena, cuyo dueño actual es Carlos Rosales, es crítica. Rosales nunca pudo recuperar el negocio y luego llegaron la pandemia y la crisis.
Todos los locales de empresa están cerrados y desde hace ocho meses los cerca de 3.800 empleados de la empresa no perciben sus salarios.
Mientras tanto, el retail ya cesó sus operaciones de comercialización en todo el país. Y apenas sobrevive un puñado mínimo de sucursales que atienden algunas consultas en el interior de la Argentina.
Garbarino acumula un pasivo que supera los 15.000 millones de pesos. El derrumbe financiero y comercial del retail no afecta sólo a la empresa tradicional, sino que también se extiende a otras firmas del grupo como Compumundo, Garbarino Viajes y la ensambladora de celulares en Tierra del Fuego.
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