Los especialistas explican que hay un incremento del 35 al 40% en este delito y aconsejan estar alerta para evitar el engaño, padecido por comerciantes y ciudadanos mediante estafas cotidianas. La situación es tan preocupante que ya es una postal corriente la exposición de estos billetes truchos en los negocios de barrio.
Con la suba de la inflación y el aumento de la impresión de papel moneda, paralelamente han aumentado las falsificaciones, dicen los expertos. Según datos del BCRA, desde septiembre del año pasado se imprimieron 1.118 millones de billetes, a razón de 80 mil unidades de alta denominación por hora.
En ese contexto, los falsificadores hacen su negocio.
La textura del papel, el sello de agua, la transparencia, el filamento de seguridad (que es un procedimiento muy costoso), la luz ultravioleta, son algunos de los recursos que pueden ayudar a determinar si un billete es falso.
El papel moneda tiene un tacto diferente al papel común, su aspereza y su flexibilidad son fácilmente identificables. Por eso, si se lo nota muy suave o demasiado rígido, hay que desconfiar. Además, la impresión calcográfica les da cierto relieve a las figuras, que se detecta pasando el dedo.
Otro recurso es mirar el billete a contraluz para verificar la marca de agua (que debe revelar un hornero con el número 1000), el hilo de seguridad secundario (más fino que el principal y que solo se ve a contraluz) y la inscripción: «$1000 BCRA».
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