Asegura que tuvieron que trasladar a la mujer de nosocomio dadas las precarias condiciones de internación, al tiempo que relató el calvario por el que tuvieron que atravesar.

Angela Violini contó que su abuela fue internada en el Centro Médico, ubicado a metros de la estación Ezpeleta, por síntomas de Covid-19. El primer problema fue con la obra social Apres, la cual, según la joven, «no envió la ambulancia», teniendo que recurrir a PAMI para el traslado. Una vez que la anciana quedó internada, sus familiares comenzaron a vivir una odisea para obtener información sobre su estado de salud y para que la mujer recibiera la atención médica adecuada. «Primero nos dijeron que nos iban a pasar el parte de ella por teléfono, pero no nos atendían, hasta que nos pidieron que fuéramos a la clínica», contó la joven. Sin embargo, a los pocos días «nos dijeron que no podíamos ir a verla. Además, nos pasaban reportes médicos muy vagos, a través de un médico que no se quiso identificar», aseguró. «Tampoco nos dejaban acceder a los informes médicos para corroborar cómo estaba mi abuela», se quejó.

Tras varios intentos por poder ver a su abuela, Angela contó que finalmente se lo permitieron, pero explicó que la encontró «atada de manos y toda mojada en un charco de orina, sin su máscara de oxígeno. Estaba totalmente perdida en tiempo y espacio y con mucha sed. La encontramos lastimada y llorando», aseguró.

De acuerdo con su testimonio, Ángela aseguró que el de su abuela «no es un caso aislado» y que otros pacientes viven una situación similar. «Las personas mayores desamparadas merecen dignidad, y estar rodeadas de todos sus afectos. De su familia que tanto la quiere y está desesperada, sin saber a dónde ir, a quién recurrir», sostuvo la joven, al tiempo que se preguntó «¿Quién controla todo esto”?

Finalmente, la anciana fue traslada a una Clínica en la localidad de Don Bosco, donde le detectaron una infección que debieron tratar con antibióticos. Si bien su estado de salud mejoró, los problemas para Angela y su familia siguen: «En la clínica de Don Bosco nos quieren cobrar $700 para pasar a verla, pese a que ni siquiera está en Terapia Intensiva: quieren cobrarnos el barbijo, los guantes y un mameluco descartable que no te dejan llevar desde afuera», sostuvo, en un reclamo que se ha repetido en otros sanatorios y clínicas de la región.

Desde este medio intentamos comunicarnos con el Centro Médico San Martín, pero no obtuvimos respuesta.

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